
«Quería haber escrito este libro hace mucho tiempo, pero solo pude hacerlo cuando perdoné a mi abuelo», confiesa su autor, Marcos Giralt Torrente, nieto de Torrente Ballester
22 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Esta frase resume el espíritu de la novela: Memini etiam quae nolo («Recuerdo incluso lo que no quiero»). La memoria, con sus verdades y sus mentiras, como hilo conductor de una vida y de una historia familiar. Dos trazos que son, a la vez, paralelos y divergentes.
Un día cualquiera de julio entro en Arenas. Recojo las novedades reservadas y, como siempre, me dejo sorprender. Mis ojos se detienen en Los ilusionistas. Su autor, Marcos Giralt Torrente, me resulta próximo: en el 2010 leí con emoción Tiempo de vida, retrato compasivo y lúcido de un padre complejo. Aquel libro me dejó preguntas abiertas. Intuyo que aquí puedo encontrar respuestas.
Hijo del pintor Juan Giralt y de Marisé Torrente Malvido —hija, a su vez, del consagrado Gonzalo Torrente Ballester—, Marcos confiesa: «Quería haber escrito este libro hace mucho tiempo. Pero solo pude hacerlo cuando perdoné a mi abuelo». Ese gesto de perdón marca el tono: indagación honesta, sin rencor. Sobre los vínculos que lo conforman, que nos conforman a todos.
Escribir sobre la propia familia es caminar por un territorio minado. Marcos lo sabe: «La memoria no es siempre fiable, pues en ella confluyen amor y conflictos». Y, sin embargo, es su única brújula para descifrar su pasado.
Aún niño, descubre que su familia no se parece a ninguna otra: abuelos, padres, tíos… todos distintos. Y, sin embargo, unidos por un mismo rasgo: la incapacidad de plegarse a la realidad. El título —Los ilusionistas— establece esto como axioma.
La novela es un viaje de comprensión: entender por qué su familia fue como fue, y cuánto de ella sigue viva en él. Hay secretos. Hay errores. Hay heridas que siguen abiertas. Marcos no los esquiva, pero tampoco se recrea en ellos. No busca ajustar cuentas. Busca comprender.
Con la mirada aguda de un escritor que no teme exponerse, hurgar en la propia historia deja de ser un ejercicio trivial. Se convierte en un acto de valentía. En un acto de descubrimiento. En la transformación de lo personal en universal.
La complejidad de su historia tiene un epicentro: el abuelo Gonzalo Torrente Ballester, figura literaria inmensa y padre de once hijos de dos matrimonios. Yo misma lo conocí en registro personal: cuando pasaba por Coruña, venía a comer, charlar… y echar la siesta en nuestra casa antes de cumplir con sus compromisos en la ciudad.
Torrente Ballester, el mejor abuelo
Ciertas decisiones testamentarias, propias o influidas, hieren profundamente a la madre de Marcos y dividen a la familia. Y aun así, él afirma: «Como abuelo no pudo ser mejor».
Conmueve el retrato de su tío materno Gonzalo Torrente Malvido, talento literario desbordante que se diluyó entre noches al raso y temporadas en la cárcel. En su necrológica, Marcos escribió: «Quienes le quisimos echaremos de menos su figura inspiradora, su generosidad y sus comentarios iconoclastas sobre todas las cosas». Su madre, sin nombre en el libro, sobrevuela toda la narración: bella, desinhibida, espontánea. Su presencia ilumina el último capítulo, verdadero homenaje a la mujer que marcó su vida.
Leer Los ilusionistas es asomarse al espejo —y al pozo— de nuestras propias familias: virtudes y flaquezas, luces y sombras. La familia, ese invento evolutivo y cultural, crisol en el que se forja nuestra identidad por contraposición y por analogía, por ejemplo y por contraejemplo, por competencia y por compasión. Y solo más tarde, con la distancia que da el tiempo, comprendemos que aquel espejo estaba lleno de espejismos. Quizás eso sea madurar: reconocer la fragilidad de los relatos que nos formaron y, aun así, seguir adelante para llegar a ser nosotros mismos. No interpretar nuestra identidad, sino conquistarla.
Marcos Giralt Torrente ha escrito un libro valiente, compasivo y profundamente humano. Al cerrarlo, uno siente que ha acompañado a un hombre en su búsqueda de sentido. Y que esa búsqueda también es nuestra.
«Los ilusionistas»
MARCOS GIRALT TORRENTE
EDITORIAL Anagrama PÁGINAS 256 PRECIO 19,90