La fiebre del «cozy» asiático suma páginas en Galicia: ¿qué nos enseñan estas novelas de apariencia tan naíf?
FUGAS
Repletos de librerías, adorables felinos y encontronazos mágicos. Estos títulos inundan las estanterías y recuerdan al cine de Studio Ghibli: aparentemente sencillas, pero trascendentales
07 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Parece que en nuestra comunidad ya no solo es Doraemon el que «ten un peto máxico». Ahora hay cafeterías en las que te pides un café y puedes viajar en el tiempo. Hay lavanderías dispuestas a limpiar las manchas que deja el dolor en tu corazón. Y hay tabernas a las que puedes acudir cuando echas de menos aquel guiso que hacía tu abuela los domingos y que hace años que no puedes probar. Todos estas reconfortantes y mágicas historias caben en los títulos de literatura asiática que, desde hace un tiempo, van creando un fondo de armario en las librerías gallegas.
Celia Fernández, de Nobel Ourense, habla de «fervor considerable á hora de consumir este tipo de literatura» y Mercedes Corbillón, desde Cronopios en Santiago, nota el éxito «sobre todo en el público joven, que tiene predilección por estos universos». Sean de la edad que sean, parece que la tendencia conquista a los lectores y ha venido para quedarse.
Hablamos de novelas como Los misterios de la taberna Kamogawa (Salamandra), La biblioteca de los nuevos comienzos (Planeta) o La lavandería de almas de Marigold (Letras de Plata). Historias que llegan desde Corea del Sur y desde Japón y que se definen como acogedoras —cozy, en inglés—, pausadas y cargadas de buenas vibraciones.
La clave de su éxito parece residir en su forma de combinar grandes dosis de cotidianidad, para que todos nos sintamos identificados con lo que sucede; pequeños toques de realismo mágico, que nos ayuda a evadirnos del día a día; y una voluntad muy marcada por transmitir las bondades de tomarse la vida con filosofía. ¡Ah! Y suele haber muchos gatos.
El carpe diem literario
Nos ayuda a entender mejor este fenómeno Marta Morros, la traductora de Antes de que se enfríe el café (Plaza&Janés), que es uno de los bestsellers de este género y también una de las primeras novelas del estilo que llegó a España: «Son historias costumbristas, pero con un toque mágico. De algún modo, creo que esa magia es un refugio, porque, precisamente, son esos elementos los que sirven de detonante para que los conflictos de los personajes evolucionen, mejoren y sus problemas se vean desde otro punto de vista». Y en una sociedad tan inmersa en el conflicto, no sorprende que necesitemos recetas para combatirlo.
Al menos es lo que piensa Leo Teti, el editor de Letras de Plata, una de las editoriales que más apuestan por este subgénero de lo cozy: «A veces, por la propia vorágine de la vida, del trabajo y los compromisos, no nos ponemos a pensar en el aquí y ahora. Estas novelas te sitúan en tiempo y espacio y te hacen pensar en este minuto en el que estás viviendo». Una opinión que comparte Mercedes Corbillón, para la que, además, estos títulos «funcionan casi como libros de autoayuda. Te transportan a lugares calmados y te ayudan a apreciar los pequeños detalles. A veces resultan hasta sanadoras».
Desde el lado lector, esa calma que transmiten títulos como Mis días en la librería Morisaki (Plata) o Dorayaki (Chai) también se percibe como su principal atractivo. Adrián, que comparte sus lecturas en el perfil de Instagram @miracomoleo, siente «que o tempo se detén cando estás a ler unha destas novelas. Penso que por iso acaban sendo un pequeno refuxio para evadirnos da dinámica traballo-casa-casa-traballo».
Nunca pasa nada... o sí
Aunque pueda ser una curiosa manera de promocionarse, estas novelas se venden como historias en las que, aparentemente, no pasa nada. En el superventas coreano La asombrosa tienda de la señora Yeom (Duomo), todo sucede en una tienda de conveniencia —lo que aquí llamaríamos un 24 horas— y durante el turno de noche, es decir, durante las horas muertas de un no lugar de manual. Sin embargo, lo bueno se esconde en las vidas de sus empleados y de los clientes que la frecuentan, que viven sus propias historias de superación y buscan, casi siempre, una segunda oportunidad.
Lo explica así Adrián: «Non son ese tipo de personaxes aos que lles acontecen cousas extraordinarias ou que se embarcan en grandes aventuras. Son persoas bastante grises, con vidas anódinas. Pero si que toman as decisións que moitísima xente non se atreve a tomar, como escapar dese traballo que non lles gusta, cumprir eses soños que sempre tiveron ou afastarse dun estilo de vida no que están atrapados», reflexiona el bookstagramer gallego.
Precisamente por esa manera de mezclar lo naíf con la madurez, lo cotidiano con lo mágico y de transportarnos a lugares llenos de belleza e inspiración, la traductora Marta Morros cree que «este tipo de literatura equivale un poco a lo que en cine es el anime de Miyazaki». Studio Ghibli, la productora de animación fundada por el japonés, es experta en eso de crear historias inofensivas en apariencia, pero cargadas de emoción. «Estas novelas tienen un estilo sencillo, con frases cortas y directas que nos llevan a pensar que es una lectura fácil. Pero eso no significa que carezcan de profundidad», añade la traductora.
Empacadas con una aparente sencillez, las novelas nos regalan casi siempre una moraleja positiva que llega con las últimas páginas a punto de agotarse.
Resurgir del comercio local
Al igual que la tienda de la señora Yeom es escenario central en la novela coreana, es habitual que un pequeño negocio sea el protagonista de estas historias. Puede ser una pastelería de dorayakis —un dulce típico japonés—, una cafetería de barrio o, de forma más habitual, un pequeño local relacionado con el mundo del libro. «Triunfan especialmente todas as novelas que teñen factor libreiro», confiesa Celia Fernández, de Nobel Ourense. «Librerías, papelerías, bibliotecas... nese sentido saímos moi ben paradas», bromea.
Coincide desde Cronopios Mercedes Corbillón: «Todas las novelas que llevan librería en el título ya tienen un tirón especial». Añade, además, que «ponen en valor el comercio local, las tiendas de barrio, esos negocios en los que solo entra un cliente una vez a la semana, pero que, cuando entra, entabla una relación muy especial con la persona que lo atiende».
Amor por lo asiático
Parte de la culpa del bum de estos y otros muchos títulos se puede atribuir a la pasión que en los últimos años han despertado la cultura nipona y coreana. «O mundo asiático está a calar en todos os ámbitos. Non só no literario, tamén no musical, no gastronómico… —afirma Celia Fernández— Eu penso que a súa irrupción é positiva. Sobre todo para esa xente que non ten a capacidade de viaxar, é unha enorme vantaxe que poidan coñecer outras culturas a través da literatura», reflexiona la librera.
Culturas que, si empezamos a escarbar, no distan tanto de la gallega. Auténtica pasión por la comida, respeto por las tradiciones locales, amor por los animales —especialmente, en el caso nipón, por los gatos—, por la naturaleza... Y vidas modernas que, al final, resultan paralelas. «A cultura oriental é algo que vemos como superexótico, pero, cando les estas historias, ves que nalgúns aspectos non somos tan dispares como pode parecer. Ao final, as preocupacións que temos as persoas son universais», reflexiona Adrián, como lector de estos títulos.
Las preocupaciones y los problemas son los mismos, pero afirma el editor Leo Teti que la forma oriental de enfrentarse a ellos puede ser una sorpresa para algunos lectores. «Para los occidentales, es un soplo de aire fresco leer sobre sentimientos y situaciones a las que nos enfrentamos todos los días, pero con una filosofía muy distinta a la que estamos acostumbrados. Especialmente, en lo que se refiere a la muerte y la pérdida», afirma.
¿Podemos entonces aprender algo de estas novelas de apariencia tan banal? Contesta Leo: «En estos momentos tan oscuros que estamos viviendo en muchas partes del mundo, que un libro nos anime a creer en la magia de la vida, en la de las pequeñas cosas, es esperanzador. Y, a veces, eso es lo único a lo que nos podemos aferrar».