El autor camina con su «Monstrilio» por el alambre de la pérdida para indagar en la monstruosidad de los individuos que son diferentes
07 nov 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Ni realismo mágico. Ni terror contemporáneo. Ni novela de amor. Monstrilio es una mezcla de las tres y a la vez de ninguna de ellas. Gerardo Sámano Córdova construye a lo largo de sus 400 páginas un monstruo literario que engancha y conmueve; que encandila y arrasa al lector; que divierte y entristece… Pero sobre todo que sorprende por su gran originalidad. El punto de partida es brutal. La historia comienza con una madre que, tras perder a su único hijo, decide arrancar al cadáver un pedazo de pulmón, guardarlo en un tarro y cuidarlo mientras este va creciendo hasta convertirse en un nuevo ser, un monstrilio que, a pesar de su terrorífico aspecto, acaba siendo querido como un hijo por la familia. El dolor y el amor permiten a Sámano transitar temas como la soledad de la inmigración, la esperanza, el duelo, la pérdida o lo que significa ser diferente en una sociedad como la actual.
—La novela parte de una premisa brutal y a la vez poética, ¿cómo nació esa imagen?
—Cuando escribí el primer borrador, empecé con la idea de encontrar a un joven que era un poco raro; diferente. Mi idea era explorar si una familia podía amar a alguien diferente. Ese primer texto no contenía esa escena y la historia que tenía inicialmente en mi cabeza no me acababa de encajar, sentía que algo fallaba. Un día se me ocurrió tratar de explorar el origen de ese ser diferente y se me ocurrió esa primera escena y me imaginé a unos padres con su hijo muerto en una cama, quería ver hacia dónde me llevaba y acabé con el arranque actual de Monstrilio. A partir de ahí, surgió todo lo demás.
—Escribir sobre una madre rasgando el cuerpo de su hijo tuvo que ser delicado...
—Siempre tuve en mente que todo lo que hacía esa madre era con amor, con la desesperación de no querer perder a su hijo y de como querer encontrar algo más que pudiera mantenerlo con ella. Durante las revisiones y los diferentes borradores tuve que ir modulando los tonos, porque era fácil exagerar las cosas demasiado y que pasara a ser una historia de puro horror o solo de puro drama familiar cuando en realidad lo que quería era que fuera combinación de muchas cosas. También tenía claro que quería que el relato estuviera cargado de humor, porque creo que es súper necesario para aliviar el dolor y la oscuridad.
—El duelo es un tema central, ¿qué has aprendido sobre el amor y la pérdida?
—El duelo es una versión del amor. Es sentir mucho amor y no saber dónde ponerlo. Creo que a lo largo de mi proceso de escritura aprendí que cada quien lleva tanto el amor como el duelo de manera diferente. Al igual que en cómo se demuestra o cómo se acepta el amor que se procesa hacia una persona o cómo alguien vive su duelo. Son cuestiones muy personales con consecuencias muy diferentes en función de quién las viva. También quise analizar esa unión de lo individual, de cómo se pasa el duelo, cuando se junta con la comunidad, en cómo la gente que nos rodea atraviesa nuestro duelo y cómo va rebotando ese sentimiento entre unos y otros.
—En un momento en el que la inmigración ha pasado a ser un tema tan polémico y central de la opinión pública, creo que «Monstrilio» puede servir para explicar a muchos lo que supone pasar el duelo en un país que no es el tuyo. La madre de Santiago cuenta que si la pérdida de su hijo hubiera sido en su país natal, México, las cosas habrían sido diferentes.
—Emigrar es un duelo también. Es decir adiós a muchas cosas, es perder mucho. Y hay muchos tipos de inmigración, porque hay gente, como yo, que ha sido muy afortunada y que puede regresar a su país cuando quiera, además de poder moverse de una manera muy libre. Pero hay gente que no tiene estas oportunidades y para hay que entender que para ellos es un corte muy tajante tener que decir adiós al lugar en donde crecieron, a su cultura. El personaje de Monstrilio ayuda a entender todo esto, porque él no sabe de qué mundo es, le cuesta encontrar su identidad propia, se encuentra en un limbo en el que nadie le acoge salvo su familia.
—Historia de amor e historia de horror… ¿Cuál de las dos fuerzas domina la novela?
—Para mí, Monstrilio es una novela de amor. Tiene elementos de horror, eso no podemos negarlo y además es algo que a mí me gusta, porque creo que es una manera muy emocional de llegar a la gente. Pero, al final, es una novela que sirve para explorar lo que significa amar, lo que significa la familia, tener gente a tu alrededor que, ya sea con lazos biológicos o no, que te quiere y que forma un núcleo que, a pesar de ser algo desastre, es maravilloso.