Este marinero del Real Club Náutico de Vigo sacó del agua a unas 50 personas, en algún caso con heridas graves, haciendo viajes con una lancha neumática

Jorge Lamas
Redactor de Vigo

Cuando a Darío Cedres, marinero del Real Club Náutico de Vigo, le llamaron los organizadores del festival O Marisquiño para solicitar con urgencia su colaboración, solo le dijeron que estaban cayendo personas al mar durante el concierto que protagonizó el rapero Rels B. el pasado domingo. En un principio, pensó que podrían ser algunos borrachos, como ocurre alguna noche de fin de semana en la dársena de As Avenidas.

Se equivocó completamente. Tras coger la lancha neumática del club y llegar al lugar indicado, se dio cuenta de que eran palabras mayores. «Había mucha gente colgada del muelle que se había desplomado, y otros ya estaban en el agua», recuerda el marinero, que sin pensárselo dos veces empezó a sacar a muchos jóvenes y ponerlos a salvo en los pantalanes del puerto deportivo. «Creo que hice cinco o seis viajes y en cada uno de ellos llevaba a ocho o nueve personas a bordo», estima Darío, que relata lo acontecido de una forma intensa, pero sin acentuar el dramatismo.

En esta operación improvisada de salvamento, trató de dar prioridad a quienes pensaba que estaban más heridos, pero también se dio cuenta de que muchos otros jóvenes estaban siendo superados por sus propios nervios. «Recuerdo a una chiquita que estaba en tal estado de pánico que se empezó a acurrucar sobre sí misma y acabó haciéndose como una bolita; aunque en un principio la había dejado en un pantalán, decidí cogerla y meterla de nuevo dentro de la neumática para no dejarla sola, porque no era capaz de levantarse», añade el empleado del Real Club Náutico vigués.

Este experto marinero cree que la desgracia no quiso cebarse en aquellos jóvenes el pasado domingo. Está convencido de que pudieron producirse muchos fallecimientos si no hubiese una marea baja tan poco habitual como la que había en aquel momento. «La suerte fue que había una marea muy baja, de las que no hay en casi todo el año; creo que eso les salvó la vida a todos. Con marea llena, tal y como cayó la estructura, que formó como una piscina, hubiera sido un caos; con la desesperación de querer salir, los de abajo hubieran quedado atrapados», conjetura el marinero.

Tras sacar a todas las personas del agua, Darío Cedres fue felicitado por mucha gente, «pero lo que más me quedó de aquel momento fue la actitud de un matrimonio de unos cincuenta años de edad que tenía una hija de 14 o 15 años; no dejaban de darme abrazos».

El peor momento

El marinero vigués también tuvo un momento de angustia durante la operación de rescate. Es, según explica, el recuerdo más duro que le ha dejado aquella noche. Fue cuando estaban buscando a una niña de doce años que podría haber caído al mar. «En realidad ya estaba a salvo, pero ni yo ni su padre lo sabíamos, y cada vez que yo le echaba la mano a una zapatilla o a las ropas que estaban entre las piedras y el fango, rezaba para que no viniera nada del otro lado», explica.

Cedres, que tiene dos hijos, tuvo incluso tiempo para emocionarse con algunas reacciones que pudo observar. «Me acuerdo de un padre que, tras lograr contactar con su hijo, se puso a llorar de una manera que todavía me impresiona recordarlo», señala.

Darío Cedres es uno de los héroes de la noche en la que O Marisquiño vivió su peor pesadilla. Es difícil saber qué habría pasado sin su determinación a la hora de coger la lancha neumática y partir sin más dilación hacia la zona cero de la catástrofe. Y no es la primera vez que saca gente del agua en la dársena viguesa, aunque en las anteriores ocasiones los motivos estuviesen más relacionados con la inconsciencia de algunos jóvenes.

La zona del concierto tiene tres vías de salida que facilitaron la evacuación

El escenario donde se desarrolló el concierto final del festival O Marisquiño tenía tres vías cómodas de evacuación, lo que facilitó la salida más o menos ordenada de los espectadores. Seguramente esta circunstancia evitó que se produjera una avalancha de personas y, quizá, alguna desgracia mayor.

Por una parte se sitúa la continuación del paseo marítimo de As Avenidas que conduce hacia la sede del Náutico. En el lado contrario se abre el acceso al Tinglado del Puerto, que comunica con la plaza de A Estrela. La tercera vía de evacuación empleada el pasado domingo es la calle de Concepción Arenal, que es amplia y estaba despejada de vehículos.

La otra circunstancia que evitó la temida estampida de espectadores fue que el concierto se desarrollaba al aire libre, evitando que una sensación claustrofóbica se apoderara de los miles de espectadores que seguían al rapero Rels B. Muchos de estos ni tan siquiera llegaron a enterarse de la verdadera magnitud de los sucedido porque el desplome se redujo a una parte pequeña del espacio donde tenía lugar el concierto.

La policía y la seguridad contratada para el festival empezó a desalojar completamente el escenario del concierto media hora después de que se produjese el accidente. Muchos espectadores siguieron situados en las inmediaciones, algunos tratando de localizar a sus conocidos y, en otros casos, apurando la curiosidad y realizando vídeos de la operación de rescate que realizaban los bomberos y la policía.