Uber Eats acaba de lanzar su opción de desayuno en España; en Galicia ya hay cafeterías y pastelerías que envían sus productos a casa o al trabajo de buena mañana

Laura G. del Valle

En la guerra del delivery nadie se quiere quedar en las trincheras. Just Eat o Glovo cada vez buscan estrategias más agresivas con las que conquistar a un cliente que no hace más que incrementar sus pedidos de comida a domicilio, frente a lo que hasta hace poco era lo más habitual: entrar en los fogones o, en caso extremo, tirar de tápers de mamá. Esta tendencia llega ya a límites que en otros tiempos hubiesen resultado, por lo extravagante, incomprensible. El caso es que esta misma semana Uber Eats, la versión de comida a domicilio de esta aplicación para compartir trayectos, lanzaba la opción desayuno en Madrid y Barcelona (llegará al resto de ciudades donde ya opera Uber en breves), con su consecuente ampliación del horario de servicio: desde las 8 de la mañana.

Los gallegos, sobre todo los millennials, quienes más disfrutan del aquí y ahora que estas plataformas hacen posible, no tendrán aún la oportunidad de disfrutar de este servicio de Uber. Sin embargo, plataformas como Deliveroo sí ofrecen ya este tipo de servicios, como en el caso de A Coruña, donde trabaja, por ejemplo, con Bonilla a la Vista. Así cualquier residente de la ciudad herculina puede disfrutar de un chocolate con churros sin ponerse hasta arriba de aceite. 

Lo cierto es que, ojo avizor, muchas pastelerías y cafeterías se han sumado últimamente a ofrecer este servicio en la comunidad, y les está saliendo muy rentable. Tanto que incluso hay ya empresas en Galicia que nacieron exclusivamente con la voluntad de dar a sus clientes los mejores desayunos. Todo un negocio que no deja de darles alegrías. En el caso del obrador Ledicias (Viveiro), Jessica Rodríguez, su propietaria, explica que hace ya algunos años que les funciona a la perfección este servicio a domicilio, aunque sobre todo, los clientes recurren a su repostería creativa en momentos de celebración. «Para dar la enhorabuena por un nacimiento, un cumpleaños, el día del Padre... Es una solución perfecta para sorprender y agradar a un familiar y un amigo». 

Además, comparte con Silvana Sieiro, al mando de Migas, una tienda de repostería de A Coruña, la percepción de que cada vez son más los gallegos que hacen pedidos de desayuno... al trabajo. Bien porque no tuvieron tiempo de hacer la comida más importante del día en casa o porque quieren tener un detalle con sus compañeros. «Es genial porque llegamos a gente que no es de nuestro barrio y que sino jamás nos conocería». ¿Y para trasladar bollos, brownies, muffins y demás productos? Los chicos de VanEnBikke, que llevan en bicicleta los pedidos a buen recaudo. Esto era el siglo XXI.