Un chisme de primera página

Esperanza Suárez PARÍS

GENTE

Los rumores acosan constantemente la vida privada de Sarkozy y Carla Bruni. El último apunta a que ambos podrían haber sido infieles

13 mar 2010 . Actualizado a las 23:28 h.

En agosto estaba embarazada, en marzo vive una historia de doble adulterio. ¿Qué fuente privilegiada tienen en el Elíseo el británico Daily Telegraph, el ruso Pravda o el canadiense La Presse? Los rumores de la Red se transforman en noticias de la prensa internacional cada vez que mencionan a Carla y Nicolas Sarkozy.

El origen del último chisme está en la red Twitter donde un tal emanu124, a quien algunos medios identifican como periodista, aseguró que la primera dama francesa se acostaba con el cantante Benjamin Biolay. La página web del Journal du Dimanche lo reprodujo brevemente, hasta que sus responsables fueron conscientes de que podían incurrir en un delito de difamación. Unas horas colgado en un sitio respetable fueron suficientes para inflamar las redacciones, que lo interpretaron como una confirmación de la amenaza de crisis que persigue a la pareja desde el inicio de su relación. «El desmentido llegará por vía judicial», pronostica el abogado Michel Ghmassia, que advierte de que «no está claro que el mero hecho de advertir que se trata de un rumor no sea atentatorio contra la vida privada».

Pero el rumor se retroalimenta. La Tribune de Ginebra citaba directamente un blog para añadir picante al presunto escándalo y daba por sentado que «los tortolitos volaron a Tailandia en unas vacaciones recortadas por Nicolas Sarkozy», que habría enviado un avión para traer de vuelta a París a su esposa infiel. Él, según destacan los periódicos que confían en Internet como fuente, se habría consolado en brazos de la secretaria de Estado de Ecología Chantal Jouanno, casada y campeona de kárate.

Francia: prudencia

«Inverosímil», afirma rotundamente la revista Gala. «Loco rumor», sentencia La Depeche du Midi. «Indigno», juzga L?Express. La prensa francesa se muestra mucho más prudente y se sorprende de la falta de rigor y de la preocupación de sus colegas extranjeros por la estabilidad de la pareja presidencial. También de Twitter salió en agosto el supuesto embarazo de la primera dama. El rumor lo alimentaron una foto de Nicolas acariciando el vientre de su mujer en bikini en la playa y la incursión de Carla en una tienda de ropa para bebés. El paso del tiempo se encargó de desmentirlo: ella no engordó y la ropita resultó ser un regalo para el hijo de Jean Sarkozy y primer nieto del presidente.

Insinuaciones

En este caso, la imagen que ha dado pábulo a las especulaciones es la de Carla felicitando efusivamente a Benjamin Biolay cuando recibió el premio Victoria de la música. Un mensaje de Twitter insinuaba que lo había conseguido gracias a su enchufe con la primera dama. Biolay colaboró en el tercer y último disco de Bruni, Comme si de rien n?était (Como si no pasara nada). Y Carlita, como la llama su marido, siempre ha sido cariñosa.

Un pasado a la vista

La tercera madame Sarkozy nunca ha ocultado su pasado. La lista de sus antiguos amantes es tan larga como notoria, pero ahora dice no querer acabar de su «cuento de hadas». Así define su historia de amor con el presidente francés en una entrevista grabada el pasado día 5 y emitida oportunamente el miércoles por la cadena estadounidense Sky News.

Reconoce que «nunca había probado la monogamia» antes de casarse. «Para mí, la monogamia tiene que ver con el matrimonio». Antes, la consideraba «aburrida».

Jerry Hall, embarazada, la sorprendió en la cama con su marido Mick Jagger. Eric Clapton, Kevin Costner, Donald Trump y una larga lista de artistas e intelectuales sucumbieron también a sus encantos, pero ninguna relación culminó en boda hasta la celebrada hace dos años clandestinamente en el palacio del Elíseo.

«El matrimonio debería durar para siempre, pero ¿quién sabe qué puede pasar? Espero que sea para siempre, lo deseo? pero podemos morir mañana», confía Carla Bruni en esta última entrevista, concebida inicialmente para glosar su carrera como modelo y cantante. La cadena de televisión ofrece una imagen idílica de la pareja presidencial. Ella canta, él la observa a hurtadillas, se le cae la baba. Cuando acaba L?amoureuse, entra y se la come a besos.

«Tuvo muchas aventuras en el pasado, ¿confía usted en él?», pregunta la periodista americana. Y Carla se pone seria para responder a esta peliaguda cuestión. «Sí, mucho. No es de esos que tienen aventuras ¿Lo ha visto en alguna foto con alguna? Pues entonces?». Y su mirada reta a que alguien lo demuestre.