
La joven de 33 años, madrina de la pequeña Ana Sandra, habla de lo mal que lo ha pasado en los últimos meses
15 oct 2025 . Actualizado a las 13:51 h.Celia Vega-Penichet es sobrina de Ana Obregón, hija de una de sus hermanas. Una de las pocas que pudo acompañarla cuando murió su hijo Aless, en plena pandemia del covid y cuando los movimientos estaban restringidos. Celia García Obregón fue una de las que acompañó a Ana Obregón en los peores días de su vida, cuando tuvo que despedirse de su hijo y viajar con sus restos mortales de vuelta a Madrid desde Barcelona.
Su hija Celia Vega-Penichet estaba muy unida a Aless, creció con él y casi se consideraban hermanos. Ese es el motivo por el que probablemente Ana Obregón la eligió a ella como madrina de su nieta (e hija de Aless Lequio) y su futura tutora legal si a ella le ocurriese algo.
Siempre muy discreta con su vida privada, Celia Vega-Penichet fue noticia hace un tiempo por la inesperada cancelación de su boda con Julio Jiménez-Blanco apenas dos meses antes de celebrarse. Ahora Celia Vega-Penichet, de 33 años, ha querido explicar a sus seguidores en las redes sociales qué le ocurre exactamente.
A través de un texto en inglés compartido en sus historias de Instagram, Celia Vega-Penichet ha confesado que «los últimos años han estado marcados por profundos altibajos personales —entre ellos, el fallecimiento de su primo, o la cancelación de su boda— y, al final, te llega, te afecta. Poco a poco mi salud física empezó a desmoronarse».
«Sin embargo, hay algo de alivio ahora, porque después de un largo período de agotamiento físico y emocional, dolor y pruebas interminables, los médicos finalmente descubrieron que estoy viviendo con una compleja condición viral-bacteriana que causa agotamiento inmunológico crónico y disregulación —una respuesta neuroinmune e inflamatoria que afecta varios sistemas a la vez— », explicaba sobre su desconocida dolencia.
Celia Vega-Penichet ha querido explicar lo que le ocurre para que sus seguidores y gente cercana «entiendan por qué he estado desaparecida, tan distante, o por qué no he respondido. Desaparecer no es algo que haya elegido», confesaba, desvelando que todo este tiempo «he estado luchando en silencio, haciendo todo lo posible para sanar».
«Y una de las partes más difíciles ha sido aprender a descansar, permitirme ir más despacio sin sentirme culpable o menos digna. Gracias por vuestra paciencia, amor y comprensión. Todavía me muevo lentamente, pero finalmente tengo dirección, y eso lo cambia todo», terminaba.