A la deriva de principio a fin

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro REDACCIÓN / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Abel apostó por la veteranía, pero solo encontró ansiedad

16 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Ansiedad pese a la apuesta por la experiencia, desajuste defensivo y horizontalidad en ataque Las tres patas de una derrota inapelable que Iago Aspas completó con su expulsión en los albores del partido.

El Celta salió como un flan. Tan o más nervioso que su rival. Abel apostó por la veteranía dando continuidad a De Lucas en el once pero se equivocó del plano, porque los vigueses salieron como juveniles. Encogidos por el ambiente y minimizados por la trascendencia del envite.

De la presión no hubo ni rastro. Danijel Pranjic, que por fin pudo jugar en su sitio, en absoluto justificó el fichaje. Desaparecido. Mal en el balance defensivo y con poca capacidad para la distribución.

El sistema defensivo que estaba a punto de doctorarse volvió a la primera lección. Un desajuste costó el tanto de Riki y entre medias dos tarjetas a los centrales célticos. Para vivir en amenaza permanente. Aspas hizo el resto propinando un golpe de gracia con su autoexpulsión.

Balón largo sin sentido

En ataque el Celta lleva un par de partidos apostando por el balón largo, pero sin un faro arriba, todos las prolongaciones de Bermejo carecen de sentido. Apenas existe la posibilidad de una segunda jugada.

Como siempre, el Celta tuvo el balón, pero sin profundidad. Como sucedía en los tiempos de Herrera, el control de partido -aún con uno menos- no tenía correspondencia con las ocasiones reales. Un par de balones colgados no son una carta de presentación suficiente para un equipo que piense en la permanencia.

Los fichajes en el banco

Los cambios de Abel Resino llegaron a la desesperada. Primero Orellana, después Park, más tarde Krohn-Dehli Gran parte de los fichajes y de los extranjeros del equipo estaban en el banquillo en un partido determinante, un dato cuando menos llamativo. Ni el chileno, ni el coreano arreglaron. Tampoco el danés.

Con el 2-0, propiciado por un rechace, una más en la larga lista de goles encajados, fue la sentencia y como sucediera en Sevilla llegó la abdicación del conjunto vigués. Desde la llegada de Abel en cuatro partidos los vigueses han recibido diez goles en contra y ya acumulan 15 jornadas consecutivas encajando. Demasiado tiempo para que el problema tenga remedio.

EL análisis del CELTA