Sin seis internacionales -Augusto, Túñez, Demidov, Krohn-Dehli, Orellana y Jonny-, con Álex López y Natxo Insa haciendo trabajo al margen del grupo y con Pranjic disfrutando de su último día de permiso, no es de extrañar que Abel Resino decidiese citar ayer en A Madroa a media cantera.
El martes la plantilla no alcanzaba ni para cerrar una lista de convocados, así que el técnico optó por contar con una docena de efectivos del Celta B y de los equipos juveniles. A los habituales Antón de Vicente y Óscar Santiago se sumaron David, Borja, Sergio Santos, Yelko Pino, Fede, Jordan, Aitor, Fernán, Soto y Kevin. Este protagonizó el susto de la mañana al sufrir un golpe en el tobillo al final de la sesión.
La de ayer no será la última ocasión en la que los canteranos expondrán sus cualidades a Resino, puesto que hoy a las 11 de la mañana está programado un partido entre el Celta y el filial en el que los más jóvenes volverán a tener protagonismo. El encuentro se jugará en Balaídos y será a puerta abierta.
Un entreno diferente
La presencia de los juveniles no fue la única novedad en el entrenamiento de ayer. Para comenzar, el técnico puso a la plantilla a correr por la ladera anexa a las instalaciones de A Madroa.
Tras la parte más física, Resino optó por distribuir en dos grupos a sus jugadores, poniendo a todos los atacantes a las órdenes de uno de sus colaboradores. En un pequeño espacio en la frontal del área todos los atacantes celestes se revolvían cuales abejas en una colmena, y al escuchar su nombre tenían que intentar batir a Sergio y Óscar. Fue casi un juego que pretendía afinar la puntería de un Celta al que le está costando demasiado marcar goles esta temporada.