El último tren sale de Balaídos

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El Celta, que repetirá la apuesta de Mallorca, afronta un duelo definitivo ante el Zaragoza

22 abr 2013 . Actualizado a las 13:03 h.

El último tren de la permanencia sale esta noche de Balaídos para el Celta. Un triunfo ante el Zaragoza le permitiría subirse al último vagón, pero cualquier otro resultado lo dejaría en tierra y con las maletas camino de Segunda División. Porque aunque las matemáticas le dejasen con respiración asistida la realidad ya habría dictado sentencia. Por el momento está a cinco puntos de la orilla.

Para semejante viaje, los celestes se guiarán por la misma brújula de Son Moix, su contienda más seria (pese a la derrota) de todo el ciclo Abel Resino en el club. La defensa plantada cerca del área propia, las líneas muy juntas y un espíritu combativo varios puntos por encima de la media habitual. Con la premisa también de combinar el balón siempre que sea posible.

En la travesía participarán también unos actores muy parecidos. Tan solo la media punta parece cambiar de dueños con Pranjic y Orellana como alternativas a Krohn-Dehli y Álex López. Todo lo demás suena a continuidad aunque el regreso de Demidov pudiera acarrear algún tipo de movimiento en el centro de la defensa.

La variación en la hoja de ruta debe estar en el desenlace. Los célticos necesitan la victoria y por ende goles. Aún sin Iago Aspas, que cumple el último partido de sanción, Bermejo tiene todos los boletos para continuar en la punta del ataque, su puesto de toda la vida pero que apenas visitó de un modo esporádico en los últimos tiempos.

Un rival en crisis

El Zaragoza, que hoy cumple cuatro meses redondos sin ganar (22 de diciembre en la Catedral fue la última vez) no se apeará del tren de la salvación aún en caso de derrota, pero quedará al borde de los raíles. Sin ganar en el 2013, los maños se juegan caer al puesto de colista que ahora azota al Celta. En las últimas contiendas ha unido a sus falta de definición en ataque el socavón defensivo, con seis goles recibidos en las dos últimas citas.

Los maños se dieron un baño de masas antes de viajar con cuatro mil aficionados en La Romareda, pero el aliento de los dos centenares de hinchas vigueses que se dieron cita en Balaídos también es un aval de cara a la esperanza celeste.

Como preámbulo, los célticos se han levantado mejor que nunca de un revés pese a la crueldad del postrero tanto de Giovani. Han repetido machaconamente que esta noche ganarán y Abel, que ha dado un paso de gratitud al frente con la afición, se ha sumado con celeridad a la misma cofradía. No tiene dudas de que el partido de esta noche marcará el despegue celeste. Cuestión de fe.