Jugar a las cuatro de la tarde y en Valencia a finales de abril es algo que preocupa a los técnicos del Celta de cara a la cita de mañana.
«Estamos intentando proteger a los jugadores de cara a ese partido, porque con humedad y con temperaturas máximas es un cóctel explosivo porque la sudoración es máxima y cuesta recuperar el esfuerzo», confiesa Miguel Peiró, natural de Valencia.
La mejor noticia es que también se anuncia un cambio de tiempo en la zona de Levante. Se habla de día nublado, con el 50% de posibilidades de lluvia, con 11 grados de temperatura pero con una humedad relativa del 74%.
Durante la semana le han pedido a la plantilla por encima de todo máxima hidratación. «Hemos insistido un poco en el tema de la hidratación para llegar en buenas condiciones». También los servicios médicos han dictado alguna consigna en cuanto a la dieta, adaptada ya a la época actual.
Peiró no considera de todas maneras que un día de calor pudiera favorecer al Levante «porque también lleva una temporada dura tras jugar los octavos de final de la Europa League y en esta segunda vuelta yo creo que ellos sabían cuál era su límite».