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Los celestes fueron amos y señores de un duelo estropeado con los cambios
22 oct 2013 . Actualizado a las 20:00 h.El Celta danza bajo la tormenta. Los avisos de temporal que acechaban al equipo desde hace semanas se convirtieron ayer en temporal enviando al conjunto celeste a un pozo del que la tempestad pasada solo logró salir en la última y decisiva jornada. Los de Luis Enrique acabaron enfangados justo el día que el equipo recuperó el criterio. Porque ayer el Levante bailó al ritmo céltico, pero el «ataque de entrenador» de Luis Enrique en el banquillo descompuso a un equipo que funcionó como un reloj hasta que Nolito y Santi Mina salieron del campo. Luego, la fatalidad hizo el resto. Castigó con la mayor crueldad el trabajo colectivo después de que el entrenador decidiese sacar a dos de los hombres que más peligro generaban para dar entrada a dos futbolistas que hasta hace poco estaban descartados y cuyo expediente de buenas obras está desierto. Eso fue más que una decisión arriesgada. Fue un pulso al destino que Luis Enrique perdió con claridad. El problema es que, con su apuesta suicida, se fueron también las esperanzas célticas. Y ya no es la primera vez.
Alquimia
El último experimento
Luis Enrique ha convertido al Celta en su particular banco de pruebas. Jugó a los experimentos en bloque en Getafe, a intercambiar fichas en el Calderón, y ayer, decidió jugar al prueba-error a la hora de introducir los cambios. La salida de Krohn-Dehli fue obligada, pero resguardar en la caseta a un Nolito que empieza a parecerse al de su mejor época, y a un Santi Mina que ayer dio un paso al frente, es un ejercicio de frivolidad. El cabreo de Nolito lo secundaba. Y es que retirar del césped a dos futbolistas entonados es incomprensible, pero mucho más si quienes deben cubrir su papel son un Orellana que acabó costando la derrota a su equipo, y un David Rodríguez al que la categoría y la falta de minutos le están jugando una mala pasada. Eso sí, la responsabilidad no es suya, sino de quién decide darles más peso del que pueden soportar.
El once inicial
Adiós a la inventiva
Los cambios del final del partido, que acabaron restando potencia al Celta y costándole los tres puntos, fueron la cruz de un día en el que Luis Enrique solo se había permitido la licencia de Santi Mina en el once. Y lo cierto es que apostar por el delantero de 17 años ante el equipo más veterano de la Liga le salió bien. Porque el canterano posiblemente se marcó su mejor partido en la élite, pero la recompensa que suele tener en forma de gol esta vez se le negó. Y no fue por intentarlo. Igual que el lesionado Krohn-Dehli, que fue la brújula celeste durante el primer tiempo y que demostró que su fútbol tiene cabida en cualquier posición. El danés es casi el chico para todo, puesto que ayer, en la banda diestra, dio una clase magistral. El Celta lo necesita para salir adelante.
El planteamiento
Uno a jugar, otro a esperar
El Celta sabía que el Levante esperaría y que a ellos les tocaría asumir el fútbol. Y eso fue lo que hizo. Arropado por un rival tan rácano como afortunado, se reencontró con su mejor juego. El combinativo. El de encontrar espacios, avanzar metros y buscar la verticalidad perdida.
La lógica
Menos encorsetados
Quizás el rival ayudaba, pero el Celta estuvo menos encorsetado. Jugadores como Oubiña recuperaron movilidad y eso favoreció a la hora de sacar el balón. Tras minutos viendo cómo el balón parado se limitaba a las botas de Toni, ayer Nolito ejerció en estas lides. El gaditano está alcanzando su mejor nivel, y, lo mínimo, es aprovecharlo. Porque este Celta tiene calidad para ganar a Levantes, Getafes y Elches, pero partiendo de disposiciones lógicas y dejando la inventiva para otras ocasiones.
La zaga
La defensa a la altura
Ante un Levante perezoso hasta la médula, la defensa céltica estuvo a la altura. Cubrió con solvencia las acciones a balón parado. Bien es cierto que quizás en la acción del gol, tras el rechace, se pudo hacer un poco más, tanto Yoel como sus defensores.
El ataque
Falta el gol
Tener que recurrir a un chaval de 17 años para buscar el gol da muestras de los problemas que el Celta sufre en los últimos metros. Las carencias a la hora de marcar son preocupantes.