La necesidad contra el efecto Pizzi

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El Celta, que no gana desde noviembre, necesita un golpe de efecto ante un Valencia en alza

11 ene 2014 . Actualizado a las 12:31 h.

La exigencia marca el colofón de la primera vuelta. El Celta recibe a un Valencia en plena resurrección acuciado por la necesidad de reencontrarse con un triunfo que no ha saboreado desde el 30 de noviembre, cuando superó al Almería el Balaídos. Además, la clasificación aprieta y salir de la zona roja debe ser la primera premisa.

Los célticos llegan a la cita con el viento de cola del Bernabéu. Frente al Madrid demostraron solidaridad defensiva e intensidad, dos aspectos que hoy deben ser capitales de nuevo ante un rival que ha transformado la llegada de Pizzi. Igual que el acierto en ataque, la gran rémora que persigue al equipo desde hace tiempo.

Aunque el partido con los blancos no sea el ejemplo a seguir según Luis Enrique, todo indica que la formación inicial se aproximará mucho. Quizás con el único cambio de Andreu Fontás, que recuperado de sus molestias, debe ocupar un lugar en el centro de la defensa. David Costas con una bursitis en un hombro, pudiera ser el sacrificado. La otra duda aparece en el vértice izquierdo del ataque, uno de los puntos negros hasta la fecha. Orellana le ha comido el terreno a Nolito, pero el sanluqueño ha llevado más peligro en lo poco que ha jugado en las últimas fechas. La contienda suena a reválida para Rafinha, que explotó en el escenario mediático por excelencia, pero que ahora debe aparecer igual en un decorado más terrenal pero en un partido quizás más trascendental.

El Valencia no podrá contar con la manija de Éver Banega en el centro del campo, pero el elenco de los chés es lo suficientemente importante para formar un once de campanillas. Un conjunto que a su calidad le ha unido el sello de la intensidad de la mano de Pizzi. Frente al Levante y al Atlético presionaron al rival de principio a fin. Por eso están invictos con el argentino.

La cita de Balaídos se erige también en un duelo de necesidades. Ninguno de los dos equipos ha hecho los deberes en la primera vuelta, y en la última cita necesitan superar un examen que les suba la nota. El Celta busca su segundo triunfo en casa en la décima comparecencia ante los suyos, y el Valencia reencontrarse con una victoria a domicilio que se les resiste desde el primer fin de semana de noviembre. Será un examen para calibrar, además, el rendimiento valencianista en terreno enemigo.

La batalla del partido se librará en la intensidad, que el Celta está obligado a igualar como mínimo teniendo en cuenta la calidad de los futbolista del rival, especialmente en la zona de vanguardia, en donde la llegada de Pizzi parece haber reactivado a jugadores como Piatti o Feghouli. Además, los blancos recuperan a Jonas, que no pudo jugar el partido de Copa por sanción. Canales, que está en el punto de mira, se perfila como su acompañante.

El enfrentamiento cuenta con el aliciente añadido del reencuentro entre dos viejos amigos metidos a entrenadores. Será la primera vez que Luis Enrique y Pizzi se midan como estrategas, los dos con diferentes objetivos, pero con una idea de juego con similitudes palmarias.

La contienda significa la cuenta atrás para un Celta que ha cargado su mochila de retos para el segundo semestre (como le gusta decir a Augusto). El primero, ganar en casa como paso iniciático para poder encadenar dos o tres triunfos que pongan a buen recaudo a un equipo obligado a explotar en la segunda vuelta.