Borja Oubiña: «Hay días que no son los mejores»

Xosé Ramón Castro
X. R. Castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oubiña

El capitán del Celta resta importancia a su sustitución en Granada pero admite que nunca se está al mismo nivel

04 feb 2014 . Actualizado a las 06:00 h.

Borja Oubiña siempre da la cara. En los mejores y en los peores días. En lo colectivo y en lo personal. El capitán del Celta vivió en Granada una situación anómala para un mediocentro, ser sustituido, pero él se lo toma con profesionalidad. «Hay días que no son los mejores», comenta sin dilación y sin detener su mente en el pasado. Su cabeza ya está puesta en el partido del lunes con el Athletic.

El partido de Los Cármenes nació torcido para Oubiña. Comenzando por los resbalones en el campo y continuando por la cesión errónea a Yoel que originó el córner previo al empate del Granada. «Se la quiero dar a Yoel y se la di mal, fue un fallo de ejecución. Tuve la sensación de que me falló un poco la pierna de apoyo y que Yoel se había movido hacia la izquierda, hay veces que piensas demasiadas cosas y no hay que pensar tanto. Se la di mal, pero mis compañeros lo solucionaron, fuimos capaces de ganar y siempre se olvidan esas cosas», comentó ayer el capitán.

Al margen del lance puntual, la percepción en el exterior era que el mediocentro no estaba cómodo, incluso que no pasa por su mejor momento. «Yo me siento bien, pero hay partidos y partidos», comenta antes de aceptar que «hay días que no son los mejores, intentas adaptarte y trabajar al máximo, pero no siempre te encuentras al 100 % o de confianza, no estás siempre a tope. Incluso en la misma situación unas veces las cosas salen mejor y otras peor, no le hay que dar más importancia».

Luis Enrique se percató de que el capitán no tenía su mejor día, y contra pronóstico le relevó a la hora de partido. Oubiña admite cierta sorpresa, pero porque en su posición rara vez se da esa situación: «No es habitual que se cambie a un central, un mediocentro o a un lateral, pero sorpresa no porque hay compañeros que pueden entrar». Y ni mucho menos le pareció mal «porque no te pueden sentar mal un cambio cuando es un compañero el que entra».

Todo lo contrario, una vez fuera del campo intentó ayudar desde el banquillo. Como muestra, el abrazo fraternal que le dio a Luis Enrique en el 1-2 y que ha inmortalizado una foto: «Marcamos justo en el último minuto, ni te das cuentas, no vi la foto. La gente me lo comenta», admite. En privado, el entrenador no le dijo nada a cerca del encuentro.

Ayer, pese a estar acosado por la gripe, decidió entrenar, pasar página y centrarse en el Athletic: «Solo intento entrenar lo mejor posible para llegar lo mejor posible al partido y ayudar, luego las cosas pueden salir mejor o peor, tener más o menos confianza, pero lo que valoras es intentar ser honesto y trabajar».

Al margen del apartado personal, corta cualquier vestigio de euforia: «Tener 25 puntos no significa nada, con 25 puntos si acabas así la temporada no te salvas. La situación es igual que hace dos semanas, con más victorias encima, que te dan mayor nivel de confianza». Sigue viendo al equipo con margen de mejora.

Y aunque el partido con el Athletic quede lejos, ya tiene la receta: «Lo primero es ser igual de intensos que ellos, y luego buscar situaciones en la que ellos no son mejores».