Un día feliz para la estrategia

Lorena García Calvo
LORENA GARCÍA CALVO VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El Celta tira de oficio para controlar al Villarreal y sacar rédito de sus oportunidades

16 feb 2014 . Actualizado a las 18:23 h.

Tras el partido de brillo y oropel del pasado lunes ante el Athletic, al Celta le tocó disputar uno de pico y pala. Porque ante el Villarreal el derroche de intensidad y virtuosismo céltico quedó en un segundo plano. Ayer tocó más trabajo sucio y gris ante un rival que tuvo el balón y llegadas, pero que solo en ocasiones muy puntuales fue capaz de hacer temblar la portería viguesa. Los de Luis Enrique supieron nadar y guardar la ropa, y la paciencia y el oficio, en El Madrigal, tuvieron recompensa.

Nombres propios

Con Jon, sin Oubiña

Ni Borja Oubiña ni Álex López. Los dos pivotes de la temporada pasada vivieron ayer desde el banquillo el arranque de un encuentro en el que Luis Enrique apostó por el músculo de Andreu Fontás para un centro del campo en el que Kroh-Dehli se ocupó de la zona izquierda y Augusto de la derecha. Se trataba la décima combinación que el técnico planteaba en el tivote, por delante de una defensa a la que regresó como titular Aurtenetxe. Los buenos 20 minutos del vasco frente al Granada le enviaron al equipo de salida. Y si novedoso fue el once, novedoso fue el equipo con el que acabó Luis Enrique en el campo, puesto que Íñigo debutó para evitar que Cabral corriese el peligro de ver la segunda amarilla, y Álex López entró al centro del campo de manera providencial. Puso criterio, peso y osadía en ataque, y una falta que enderezó el partido.

La pelota

Cuestión de posesión

El Villarreal negó el balón al Celta, y cuando se lo cedió, lo hizo en zonas sin peligro. Los célticos, sin el esférico, se vuelven grises, y ayer, por si esa carencia de posesión fuese poca, se le sumaron las imprecisiones que, si bien no fueron en zonas de mucho peligro, sí generaron incertidumbre. Eso sí, el equipo de Luis Enrique demostró que ya sabe gestionar los partidos de otra manera. Se vio un Celta menos inocente, más resolutivo en defensa, y con mucho más oficio. Ese que le permitió controlar al rival y aprovechar su pegada.

El ataque

Orellana pone la salsa

El Celta ofensivo, incisivo y peligroso de los últimos encuentros no se vio en el Madrigal. A los célticos les costaba superar el centro del campo del Villarreal, y solo las acciones individuales parecían poder romper el encuentro. Rafinha fue el único que tuvo chispa en el primer tiempo, Santi Mina destacó en acciones individuales, pero le costó más rematarlas, y ni Orellana ni Nolito estuvieron afortunados en el juego, si bien su éxito se concentró en el balón parado.

Estrategia

El día del balón parado

La estrategia nunca ha sido el punto fuerte del Celta, sin embargo, ayer se destapó como el gran arma celeste en el Madrigal. Porque fue una falta perfectamente botada por Álex López y prolongada por Orellana la que abrió el marcador, y otro disparo de falta directa de Nolito el que refrendó el triunfo vigués.