El fútbol de medias tintas no llega para la victoria

Lorena García Calvo
LORENA GARCÍA CALVO VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M. MORALEJO

El Celta dejó escapar con vida a un Getafe que jugó con uno menos casi toda la segunda mitad

23 feb 2014 . Actualizado a las 14:03 h.

El Celta perdió ayer más de lo que ganó. Porque aunque sumó, dejó escapar con vida a un Getafe con poco fútbol, menos propuesta y que jugó con uno menos casi toda la segunda mitad. Era el rival idóneo, pero los vigueses se contagiaron del juego de baja intensidad rival y no tuvieron la fortuna de otras ocasiones a la hora de finalizar.

El peligro

La autocomplacencia

Por mucho que el discurso de la última semana haya versado sobre los peligros de rebajar la intensidad o creer que ya se ha hecho algo, cuando todavía queda mucho que remar, el Celta no pudo evitar caer en la autocomplacencia durante buena parte del partido. La primera media hora bastó para que el Getafe, haciendo alarde de un fútbol rácano, marcase el gol que le adelantó en el marcador. El Celta, quizás sin pretenderlo, se durmió en la pasividad de los de Luis García, que decidieron apostaron por la ley del riesgo mínimo, y tuvieron premio. Solo cuando el balón acabó en las mayas de Yoel el Celta y en los últimos minutos de partido se activó el cuadro celeste. Subió una marcha a su juego y exhibió eso que Luis Enrique le pidió a voz en grito durante la semana: intensidad. Claro que ayer la intensidad no estuvo trufada de goles.

El capitán

A vueltas con el trivote

Las correcciones y consejos que durante los entrenamientos semanales Luis Enrique dio a Borja Oubiña no eran en balde. Ayer el capitán recuperó su sitio en el centro del trivote, aunque con más pena que gloria en el arranque. Al capitán le costó entrar en el partido y no acabó de sentirse cómodo. Por segunda vez en la temporada, Krohn-Dehli le sustituyó en la segunda mitad y el centro del campo celeste se regeneró ofensivamente. Ganó fuerza pero pecó de horizontalidad y de la repetición del mismo esquema.

La zaga

Un borrón en 90 minutos

De medio campo para atrás, Andreu Fontás se ha convertido en el chico para todo del Celta. Ayer se distinguió con un partido de lo más completo, aunque con el borrón del gol visitante. Un tanto que pilla a medio Celta descolocado y a la carrera. Más allá de ese error, el catalán fue un muro de contención. Un seguro de vida que, con Cabral al lado, aporta permite al Celta vivir de cara a la portería contraria.

El ataque

Faltó mordiente

El Celta fue el amo y señor del partido, vivió en el área rival y generó más ocasiones que el Getafe. Sin embargo, se empeñó una y otra vez en repetir su ataque: balones a las bandas, centros sin peligro, y en resumen, encontronazos una y otra vez en la línea de tres cuartos, donde un Getafe perfectamente armado frenaba las embestidas. Solo la jugada personal de Rafinha, que se llevó a medio equipo rival, acabó en gol. Los célticos desecharon la superioridad en un partido en el que echó de menos un punto más de mordiente en el ataque. Eso sí, lo que quedó claro de nuevo fue el bendito problema que Luis Enrique tiene en los extremos. Augusto Fernández, por delante de Rafinha en banda derecha, recordó al técnico que gana enteros cuanto más próximo está al área rival, aunque la saturación de calidad en el ataque no siempre es sinónimo de victoria.