Noche aciaga sobre Balaídos

Lorena García Calvo
Lorena García Calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

Los célticos mostraron su peor versión tanto defensiva como ofensiva

23 mar 2014 . Actualizado a las 00:13 h.

La peor versión del Celta en mucho tiempo emergió ayer a la superficie en Balaídos. Un equipo gris, sin alma, sin capacidad de reacción, blando en defensa y absolutamente inoperante en ataque se echó a los pies de un Málaga que a la media hora ya había celebrado dos goles y que fue capaz de aguantar con uno menos durante buena parte de la segunda mitad.

El once

La sorpresa de cada partido

Adivinar un once titular de Luis Enrique es imposible. Ayer, cuando todo parecía indicar que Fontás e Íñigo López ejercerían en el centro de la defensa, el entrenador prefirió una apuesta de riesgo y recuperó a un David Costas que no jugaba desde el encuentro frente al Betis, y que sigue pecando de falta de contundencia. El central apunta maneras, pero apurar los plazos puede pasarle factura. A él, y a su equipo. Más allá de la defensa, el Celta salió con el equipo titular previsto, recuperando a Oubiña para el pivote defensivo y reservando a Rafinha para la segunda mitad.

La defensa

El desconcierto

De la defensa sólida y contundente de la que el Celta llegó a presumir en algunos encuentros, ayer no quedaba ni rastro. Desde el minuto uno el Málaga amenazó de muerte a una zaga a la que Luis Enrique adelantó peligrosamente y que quedó expuesta a las fauces del rival. Si a la presión asfixiante de los de Schuster se le suma el desconcierto que reinaba en la línea defensiva céltica, el resultado conduce inexorablemente a la derrota. Las acciones de estrategia fueron las que pusieron la puntilla, aunque más allá del balón parado los zagueros locales tuvieron un mal día. Incluso la ley no escrita de sacar el balón jugado bajo cualquier circunstancia puso en jaque al equipo en más de una ocasión. Unas veces por arriesgar en exceso, otras por confiarse, y otras por tener enfrente a un Málaga que llegó con los deberes bien aprendidos.

El centro del campo

Sin contención

Las ganas del Málaga pasaron por encima al Celta en todas las líneas. Superaron claramente la defensa, entumecieron el centro del campo y anularon el ataque vigués. En la medular, a donde regresó Borja Oubiña, el Celta no fue capaz de poner contención. El capitán se vio desbordado, y durante el primer tiempo todo el trabajo creativo quedó en manos de Krohn-Dehli. Cada balón dividido acababa en los pies del rival, y cada disputa era para los de Schuster. En la segunda mitad fue el danés el que se encargó de ejercer de pivote, dando un giro claramente ofensivo al centro del campo, a la vista del resultado.

El ataque

Ni rastro de ofensiva

El balón de Krohn-Dehli que se estrelló en el travesaño, un par de tiros de Nolito y el disparo de Madinda en la recta final del encuentro fueron todo el balance ofensivo de los célticos. Sobre el césped de Balaídos se vio el ataque vigués más pobre en mucho tiempo, con un equipo en el que solo el gaditano y Rafinha, en la segunda mitad, pusieron algo de picante. Ni velocidad, ni desmarques, ni las bandas letales que caracterizaron al Celta en sus últimos compromisos aparecieron ante los de Schuster, que tras el descanso, aún jugando con un hombre menos, supieron agazaparse sin sufrir en exceso. Y es que el ataque vigués se convirtió en una oda al horizontalismo en la que a los vigueses les sobró posesión y les faltó chispa, velocidad, ritmo e incluso ambición.

La actitud

Un Celta contemplativo

Mientras el Málaga salió a morder desde el minuto uno, sobre Balaídos se vio a un Celta mucho más contemplativo, a la expectativa y quizás incluso pecando de exceso de confianza. Casi de ambición. La presión que imprimieron los andaluces fue ahogando poco a poco a un equipo que tras no ser capaz de recuperarse en la primera parte, cayó víctima de la precipitación en la segunda. Queda ahora por ver si la falta de ideas, velocidad, intensidad y fútbol que acompañó ayer a los de Vigo se queda en mera anécdota, o si le persigue en sus próximos compromisos. La complicadísima visita al Camp Nou está a la vuelta de la esquina.