
El acoso y derribo al que los de Berizzo sometieron al Éibar no tuvo premio
30 nov 2014 . Actualizado a las 16:43 h.Eduardo Berizzo escribió un guion perfecto para ganar al Éibar. O casi. Encomendó a los suyos hacerse con el balón, presionar, jugar en campo rival, recuperar la circulación de balón, ningunear incluso al contrario y acosar la portería de Irureta. Y todo eso hicieron los suyos, salvo lo más importante: Marcar. El gol que Joaquín Larrivey marcó en el Camp Nou parece haber caído como una maldición sobre el ataque celeste, que ayer vivió permanentemente en las inmediaciones del área armera, pero se estrelló una y otra vez contra la defensa, el portero o sus propias decisiones. ¿El resultado? Una derrota ante un rival en teoría inferior, y 305 minutos consecutivos sin marcar.
El planteamiento
Vuelve la circulación
Berizzo detectó en los partidos del Granada y el Rayo Vallecano un bajón en la velocidad del equipo a la hora de hacer circular el balón, así que como primer paso, encomendó a los suyos subsanar esa parcela. Desde el arranque el Celta asumió el control de la pelota, trenzó un fútbol combinativo e intenso, abrió el campo y apostó por posesiones largas para buscar la portería rival. El control celeste fue tal, que en la primera mitad los celestes ya habían rozado el 80 % de la posesión, que acabó con un 70/30.
La defensa
Demasiada tibieza
La contundencia y la seguridad que la defensa del Celta ha ganado desde que Berizzo tomó las riendas quedó en entredicho con el gol del Éibar. Primero, Cabral fue demasiado blando a la hora de disputar el balón en el que arrancó la jugada, y luego Jonny llegó tarde para frenar a Manu del Moral. El tanto, un jarro de agua fría, llegaba además unos segundos después de que el equipo armero avisara con otro remate de Manu que milagrosamente había detenido Sergio Álvarez.
El ataque
Mucho artificio
El Celta fue un vendaval ofensivo. Azotó al Éibar, vivió permanentemente en su área, amontonó jugadores cerca de Irureta e incluso acabó jugando con dos delanteros, pero todas las cuentas que echaron los celestes se quedaron sin premio. En el fútbol, los que mandan, son los goles, y los célticos, tras lo vivido en los tres últimos encuentros, se han peleado con él. Lo intentaron una y otra vez. Quizás con más criterio en la primera mitad, y con más intensidad pero menos nitidez en la segunda, pero se estrellaron con la defensa armera y el portero. Larrivey, Nolito, Orellana, Krohn-Dehli, Augusto... Todos buscaron el gol, y todos ellos tuvieron el mismo resultado. El tridente se ha quedado sin chispa, y los 305 minutos en blanco ya pesan.
Los cambios
Todo al ataque
El marcador hizo que Berizzo lo apostase todo al ataque tras el descasno. Charles entró por Hugo Mallo, Augusto por Radoja y Planas para habilitar balones por la izquierda. Pero nada funcionó.