La osadía del Celta alcanza su máxima expresión

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Los vigueses, con una superioridad apabullante, ganan a un rácano Levante

23 mar 2015 . Actualizado a las 11:50 h.

El Celta tuvo que aguardar al minuto 86 para que un gol de Charles trasladase al marcador la superioridad manifiesta del equipo durante todo el encuentro. El monólogo céltico tardó en dar sus frutos ante un Levante que minimizó su fútbol hasta convertirlo en imperceptible, jugó a aprovechar el error rival y confió en que alguna jugada aislada le diese vida en la clasificación. Sin embargo, ayer la providencia premió el juego celeste y la ambición y perseverancia de los hombres de Berizzo.

La apuesta

Todo al ataque. Eduardo Berizzo tiró de lógica para construir su equipo en el Ciutat de Valencia. Quiso el balón, quiso un equipo ofensivo y quiso premiar el buen trabajo de Santi Mina ante el Athletic. Dejó de nuevo en el banquillo a Radoja y sentó a Álex, y confió en Augusto y Krohn-Dehli para el centro del campo y en Orellana para hacer las veces de enganche, cediendo a Mina el costado derecho. El planteamiento se tradujo en buenas sensaciones desde el minuto uno y en un fútbol fluido y que generó múltiples oportunidades de gol.

Los planteamientos

Solo uno quiso jugarEl Levante elevó a la máxima expresión su renuncia al fútbol. Dejó el balón en los pies del Celta y se limitó a bailar al ritmo que marcaban los vigueses y a amontonar jugadores en campo propio confiando en que alguna acción de contragolpe se tradujese en rentabilidad. Frente a esa actitud, se vio al mejor Celta. Los vigueses quisieron el balón, lo mimaron, le dieron profundidad y llegaron una y otra vez a las inmediaciones de Diego Mariño. La actitud céltica fue si cabe más ambiciosa teniendo en cuenta el estado del terreno de juego, que no invitaba para nada a rasear el balón, ya que la lluvia jugó más de una mala pasada a los futbolistas.

La defensa

La portería a ceros. Las galopadas y el balón parado fueron los enemigos con los que tuvo que lidiar un Celta que supo manejarse en las embestidas granotas. La buena colocación de los jugadores, la anticipación y la solidaridad jugaron a favor de los célticos, que tuvieron paciencia y carácter para sacar el balón jugado sobre el campo encharcado.

El dominio

El centro del campo. A excepción de unos minutos en el segundo tiempo, cuando el partido quiso abrirse, el Celta llevó la manija de principio a fin. Lo hizo amparado por su capacidad para dominar los espacios arropado por un centro del campo que hacía suya cada disputa y que ganó la partida a su homólogo granota. La intensidad con la que plantearon los vigueses el choque, presionando muy arriba, jugando con muchísima intensidad y saliendo a por todos los balones desde el arranque, les permitió anular al Levante y, de paso, generar su fútbol. Augusto reforzó las tareas defensivas y entre Krohn-Dehli y Orellana encontraron los espacios para generar peligro.

El ataque

Exhibición con premio. Berizzo exhibió su cara más ambiciosa desde el vestuario. Tejió un once claramente ofensivo con Orellana, Nolito, Larrivey y Santi Mina, y durante todo el partido se vio cómo los célticos atacaban con un mínimo de cinco jugadores a los que se sumaban también los defensas -el trabajo de Jonny en esta faceta fue notable-. La traducción fue que el equipo enlazó llegadas desde el arranque, si bien es cierto que muchas de ellas se quedaron sin remate. Ese fue uno de los pocos peros que se le pudo poner al equipo, que se llevó las manos a la cabeza ante las ocasiones falladas por Mina, por Orellana o el intento de gol olímpico de Nolito.

El gol

Aporta el banquillo. Los cambios están siendo una de las sombras que acompañan a la gestión de Berizzo, sin embargo, en el Ciutat de Valencia las decisiones técnicas brillaron. El argentino supo leer las necesidades del equipo y las entradas de Tucu Hernández y Charles desembocaron en la jugada del gol. El chileno se reivindicó como mediapunta y dejó claro que tiene calidad en sus botas, más allá de que no acabe de cuajar en la Liga, y el goleador volvió a reclamar oportunidades a base de tantos. El de Charles se convirtió en el cuarto gol que aporta el banquillo céltico en lo que va de Liga.