Del espanto del primer tiempo a la corrección del segundo

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

Guidetti y Borja Iglesias, las mejores noticias de un partido, en el que Drazic marcó su primer gol

14 ene 2016 . Actualizado a las 13:03 h.

La vuelta copera resultó un tanto desamparada para el Celta. Primero, porque los de Eduardo Berizzo ya llevaban la eliminatoria más que encaminada desde la semana anterior. Segundo, porque el Toto dio un cambio radical a su equipo que pasó factura a la hora de jugar con intensidad. Y tercero, porque la noche, lluviosa y con un Balaídos desangelado, tampoco ayudó a enchufar al grupo, cuya primera mitad fue terrorífica, mientras que la segunda, con una pizca más de chispa, algunos cambios y el rival entregado, se podría tildar de correcta.

El partido ante el Cádiz era una reválida de nombres propios. Eduardo Berizzo decidió aprovechar para dar minutos a los más jóvenes y menos habituales, por lo que gente como Madinda, Drazic o Borja Fernández tenían su oportunidad de oro para reivindicarse. Algo que ninguno de ellos logró a pesar de que en el segundo acto todo el grupo maquilló la horrenda primera mitad.

En el primer tiempo, como si de un amistoso se tratase, a los de Berizzo les faltó intensidad, contundencia, velocidad, control y pase. Y hasta que Guidetti marcó el primer gol de la noche, los gaditanos se hincharon a sacar los colores a los célticos. En defensa Pape se equivocó en los pases y no logró taponar su banda. Bien es cierto que jugaba como lateral cuando su posición habitual es la de centrocampista. Alende también dejó entrever que tiene mucho camino que recorrer, y los dos titulares del primer equipo, Sergi Gómez y Carles Planas, se contagiaron de la mala noche del grupo y no supieron imponer su veteranía para tirar de la defensa.

El centro del campo del Celta fue de lo más variopinto durante los noventa minutos. En el arranque Borja Iglesias y Radoja formaban el doble pivote, tras el primer cambio el serbio hizo pareja con Madinda, y en última instancia fueron el gabonés y Hernández los que formaron equipo.

Más allá del baile de parejas, lo cierto es que el centro del campo del Celta no supo hacer valer sus galones en todo el primer tiempo. Borja Fernández arrastró desde el minuto uno una tarjeta amarilla que desbarató su confianza y una y otra vez se vio rebasado por el Cádiz, y Levy Madinda acabó ofreciendo un recital de malas entregas que no cesó hasta el segundo acto, cuando los gaditanos, con todo en contra, se entregaron a un Celta más aseado y dispuesto a parecerse a lo que es. Porque lo cierto es que en el primer tiempo los celeste no fueron más que una caricatura de sí mismos.

Radoja, con su sobriedad, fue de lo mejor del primer acto junto a John Guidetti, el hombre que mejor aprovechó la Copa. El sueco incrementó su cuenta goleadora y, aunque en el segundo acto pecó de ornamentos ante un rival herido, dejó acciones notables.

En ataque Señé mostró sus prestaciones cuando se situó como mediapunta, mientras que Drazic, inoperante en la primera mitad, acabó cobrándose un gol y dejando destellos en la recta final del encuentro. Su tanto, que arrancó con un caño que le hizo a un defensor cadista, demostró que tiene técnica, pero le falta rodaje. Y aunque fue el último cambio de la noche y entró con todo sentenciado, quizás el que mejor aprovechó sus minutos fue Borja Iglesias. Primero en banda y luego en punta, el delantero del filial demostró criterio, movimientos e intención.