El año más amargo de Fontás

L.G.C. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

M.MORALEJO

El central avanza en su recuperación con la vista puesta ya en la próxima temporada

24 mar 2016 . Actualizado a las 18:10 h.

En el mundo del fútbol hay pocas certezas. Lo sabe, y de primera mano, Andreu Fontás. Hace un año disfrutaba de ser uno de los hombres de referencia del Celta. Un imprescindible en los planes de Eduardo Berizzo que estaba en la agenda de más de un club europeo. Sin embargo, una lesión en el Aquiles desbarató esa realidad y el central catalán despedirá la temporada con solo un puñado de partidos jugados y muchos sinsabores. Él, con los pies bien anclados al suelo, sabe que ahora toca pasar página y centrarse en el futuro. «Ahora solo estoy pensando en recuperarme y en la temporada que viene».

La realidad

Menguan los minutos. Andreu Fontás ha pasado de coleccionar minutos a ver el fútbol desde la grada. Y todo, por una inoportuna lesión en el Aquiles de su pierna izquierda que le persiguió desde la pretemporada y que le obligó a pasar por el quirófano. «Físicamente ahora estoy bien, dentro de lo que cabe, todo va en el proceso que toca, he dejado las muletas, hago más o menos vida normal y anímicamente también estoy tranquillo», asegura el defensor. En la primera temporada de Berizzo, Fontás, junto a su compañero Cabral, era una pieza inamovible en la defensa, a la que aportaba solvencia y salida de balón. En las primeras 30 jornadas jugó 26 partidos y acumuló más de 2.200 minutos. Este año cerrará su hoja de servicios en 540. Y ninguno de esos minutos los jugó sin molestias.

El plan

Año de consolidación. Esta estaba llamada a ser la gran temporada de Fontás. Tras demostrar con Luis Enrique que tenía nivel Primera, de la mano del Toto devoró minutos. Se convirtió en indispensable en el esquema celeste y su reconocimiento creció más allá de la Liga. Tanto, que otros clubes llamaron a la puerta del futbolista. Se habló de que la Fiorentina le seguía de cerca, mientras se esperaba un movimiento del Celta para prolongar su contrato, algo que se formalizó el julio pasado, cuando acordaron ampliar hasta el 2019 su vinculación. Hoy, cuando echa la vista atrás, Fontás admite que dentro de lo malo, la lesión llegó en el momento indicado. «He tenido dos lesiones muy graves en mi carrera [rompió ligamentos en el Barcelona] y las dos han sido justo después de una renovación. Se puede considerar mala suerte, pero si me llega a pasar el año pasado, quién sabe qué contrato podría haber firmado o qué cosas podrían haber pasado. Renové y estoy contentísimo». De ahí que su meta sea «devolver la confianza que depositaron en mí».

El futuro

A ganarse el puesto. Andreu reconoce que «ha sido una temporada muy dura, para olvidar. Solo pienso en que lleguen mejores momentos, que seguro que van a venir». Lo peor de la lesión no fue la operación o la convalecencia, sino le hecho de que creía que se iban marcando plazos cortos para volver que nunca llegaron a cumplirse. Ahora está inmerso en una recuperación con ejercicios muy simples a los que pronto añadirá natación y algo de cardio. Pero, poco a poco. Sabe que su línea de llegada está en la próxima temporada, cuando le tocará pelear de nuevo por un puesto que cada vez está más caro. «Sergi está haciendo una temporada espectacular, ha madurado muchísimo como jugador. La forma de un futbolista se ve cuando tiene continuidad, y Sergi se lo merecía. [] El año que viene, a pelear todos por jugar». El central tiene claro que su equipo ha hecho méritos para que esa pelea tenga lugar en Europa.

«No jugué ni un solo partido sin molestias»

El particular calvario que Andreu Fontás ha vivido este año se remonta ya a la pretemporada. «Estuve con bastante dolor, incómodo. Después del último partido de pretemporada me pincharon abajo en el hueso, y a partir de ahí fue mi mejor momento, pero sin estar perfecto». Los primeros tres partidos de Liga los jugó, pero ante el Las Palmas se torció todo. «En el minuto 80 o 85 noté como un pinchazito entre el tendón y el soleo. Fue lo que me tuvo medio parado esos primeros días, pero fui convocado y jugué un rato en Sevilla, pero estaba fatal. Luego aguantamos, quisimos forzar para el Barcelona, allí calenté en la banda y me volví a encontrar fatal».

Decidieron que lo mejor era parar durante un tiempo, pero las molestias seguían sin desaparecer. «Yo intenté forzar primero por mí, por el equipo y por todos, pero no fue así. Cada vez que jugaba, en vez de encontrarme mejor, me encontraba peor, y luego ya en el partido con el Deportivo desde el primer minuto tuve muchas molestias y en una jugada que intento hacer un cambio de ritmo noté un pinchazo y fue cuando pedí ya el cambio porque no podía ya ni andar». Se ha cumplido una vuelta completa desde entonces.

Sin lugar para arrepentirse

Durante meses Fontás y los servicios médicos buscaron una solución en tratamientos conservadores que, al final, no dieron resultado. Sin embargo, el jugador tiene claro que no se arrepiente ni de haber forzado ni de haber probado otras opciones antes de pasar por el quirófano. «El hecho de no parecer tan grave me hizo forzar mucho, intentar llegar, pero no ha salido. Tampoco me arrepiento. Mucha gente me dice que igual no tenía que haber forzado, pero ya forcé en muchas ocasiones y me ha salido bien con pequeñas lesiones musculares. Yo siempre lo afronté intentado estar bien y ayudar al equipo. Hicimos un protocolo que perfectamente podía haber salido bien antes del partido del Deportivo. Fue un protocolo marcado, lo seguimos bien, pero no funcionó. Igual en otra persona hubiese funcionado», zanja un Fontás que ahora solo quiere recuperarse.