RODRIGO OTERO

El club tiene ante sí el reto de confeccionar una plantilla de calidad y cantidad con la que competir en los tres torneos

15 may 2016 . Actualizado a las 16:37 h.

Ha pasado una década desde la última vez que el Celta defendió su escudo por los campos europeos. Diez años en los que el fútbol ha cambiado y en los que el equipo vigués ha vivido todo tipo de experiencias. Descenso, ascenso y supervivencia in extremis incluidas. Quizás por eso los celestes encaran el reto de regresar a la competición continental con la intención de que su participación no se anecdótica ni le pase factura en la Liga. Y ambas situaciones pasan por planificar un equipo competitivo tanto por cantidad como por calidad.

Entre los retos que el club tiene a la vuelta de la esquina está el de conservar a los hombres que han llevado al equipo a Europa. Ese será el primer paso y no será tarea sencilla. El verano pasado infinidad de clubes llamaron a las puertas de Praza de España para preguntar por Nolito, Orellana, Hugo Mallo, Jonny... Y este estío se presenta todavía más peliagudo. El delantero de Sanlúcar está en el punto de mira de varios equipos, la temporada de Fabián ha sido estratosférica, los dos laterales titulares están rindiendo a un nivel brutal, en Chile siguen mirando de reojo a Hernández... Conservar a todo el grupo será una dura prueba, si bien jugar en Europa es un argumento a favor del Celta.

Más allá de la labor de retener a los jugadores más relevantes, el club deberá reforzar el vestuario para armar un grupo sólido y suficiente como para salir en tres competiciones, Liga, Copa y Europa League, sin desangrarse. La intención es disponer de dos onces plenamente competitivos, y eso exigirá al menos 24 futbolistas. Incorporar a jugadores contrastados y que incrementen el nivel es el camino a seguir. La buena salud financiera de la que goza el club de Carlos Mouriño, el buen cartel del Celta más allá de Vigo y el billete a Europa juegan a favor de los celestes.

La cruz de la moneda de los fichajes, sin embargo, está en el peso de la cantera. La última temporada la media de canteranos en el once rondaba los cuatro, y aunque el Celta insiste en que la apuesta por A Madroa no se mueve, compaginar la mayor exigencia del proyecto con dar oportunidades a los más jóvenes es complejo.

El otro gran reto que se le presenta al Celta por delante es el de ser fiel a sí mismo sobre el césped. De la mano de Eduardo Berizzo el equipo ha logrado competir en todos los escenarios con una identidad muy definida, enarbolando la bandera del buen fútbol y del gusto por juego ofensivo. Esa ha sido su carta de presentación durante los dos últimos años y esa es la idea que intentará mantener el grupo del Toto por los campos de Europa.