Transición dulce en el exilio

M. V. F. VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Un Shakhtar plagado de brasileños y obligado a jugar en otro campo rompió este curso con una etapa de doce años con el mismo técnico

13 dic 2016 . Actualizado a las 12:26 h.

Los números del Shakhtar en lo que va de temporada, tanto en Liga como en Europa League, asustan. En la primera no conoce la derrota tras 18 jornadas disputadas -16 triunfos y únicamente dos empates- y está a las puertas del título después de derrotar ayer (3-4) a su gran rival, el Dinamo de Kiev; en la segunda la fase de grupos fue un paseo militar para un equipo que no cedió un solo punto en sus seis compromisos.

Gent, Braga y Konyaspor fueron los contrincantes que le correspondieron al equipo de Paulo Fonseca en el grupo H de la competición continental. A sus seis victorias de seis posibles hay que sumar sus cifras de goles a favor, un total de 21 por solo cinco encajados -que, además, llegaron en dos partidos y manteniendo la puerta a cero en los cuatro restantes-.

Uno de los rasgos del rival que se coincidió en señalar ayer desde el entorno celeste fue la presencia de un buen grupo de brasileños en sus filas. Son un total de seis y tienen una importancia vital en el equipo. Uno de ellos, Taison, es el máximo goleador del conjunto en Europa con cuatro dianas, mientras que su compatriota Marlos ha dado otras tantas asistencias. Otro de los nombres propios de este equipo es el argentino Facundo Ferreyra, que lleva siete tantos en la competición doméstica.

A esa lista de claves hay que sumar a su técnico, Paulo Fonseca, que se enfrentó al reto de imponer su sello propio en un equipo que llevaba más de un decenio de éxitos con su predecesor, intentando al mismo tiempo dar continuidad a esa etapa gloriosa. Por el momento lo ha conseguido con creces, aunque con la Liga prácticamente en el bolsillo, el balance final de su primer año al frente podría estar supeditado en buena medida a lo que ocurra en Europa League, empezando por el duelo frente al Celta del próximo febrero.

Pese a que en lo deportivo el equipo no se haya resentido, los últimos tiempos no han sido fáciles para el Shakhtar. Desde el año 2014, el equipo se ha visto obligado a jugar en el Arena Lviv, a 1.200 kilómetros, debido a la guerra en el este de Ucrania, que afecta a Donetsk, donde se encuentra el Donbass Arena. Allí explotaron dos bombas hace dos veranos.