Frenesí en el Vicente Calderón

Lorena García Calvo
LORENA GARCÍA CALVO VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

El Celta encajó dos goles en los últimos minutos, aumentando su estadística de tantos encajados al final

13 feb 2017 . Actualizado a las 13:12 h.

El Celta cerró ayer su semana negra. Tras la eliminatoria copera llegó la derrota en los últimos minutos en el Calderón. Otro palo, si bien la escenografía no pudo ser más diferente. Si en Vitoria el equipo céltico había sido una sombra de sí mismo, ayer se vistió de protagonista, ofreció un espectáculo de desgaste, pero en el alambre del frenesí, la moneda le salió cruz. Un castigo demasiado duro.

Decía Cabral tras el partido que habían vivido «una derrota muy dolorosa». Y no es para menos, porque en la locura del Calderón, el Celta llegó al minuto 84 ganando y superó el 87 perdiendo. Pero la esquizofrenia del marcador no hizo más que ser fiel a un partido tan vistoso para los espectadores como desquiciante para los entrenadores. No hubo lugar a las pizarras. El partido fue un intercambio de golpes bestial de dos equipos que querían lamerse las heridas de Copa en la Liga.

Los dos presionaron, los dos intentaron controlar el balón, los dos perdieron infinidad de balones y recuperaron otros tantos en medio de un vendaval futbolístico en el que no había centro del campo que asumiese el mando. El once de Eduardo Berizzo, sin Wass, Marcelo ni Bongonda, y con Jozabed, Guidetti y Sisto, se reivindicó como efectivo. El sevillano salió bien parado en la primera mitad, Sisto fue una pesadilla a nivel de trabajo pero no de finalización, y el sueco acabó encontrando un gol tras echar por la borda otro cantado.

Los goles postreros

Pero más allá de la locura y de los nombres propios, lo que comprobó el Celta en el Calderón es que necesita afrontar con más consistencia sus finales de partido. Los cinco minutos de desconexión que sufrió ante el Atlético le pasaron una factura mayúscula. No solo le privaron de la victoria, sino que le castigaron con la derrota.

Con los tantos encajados ayer, la cuenta de goles recibidos por los de Berizzo en los últimos cuartos de hora de partido en Liga alcanzan la friolera de 14, siendo el tramo de encuentro en el que más dianas sufren. En las primeras mitades los vigueses han recibido ocho goles, y en las segundas, 28. De estos 28, tres han sido tras la vuelta de vestuarios, siete en el intervalo que va del minuto 60 al 75, y los 14 restantes, cuando el cronómetro se aproximaba al final.

En cuanto a los partidos lejos de Balaídos, la estadística no cambia la tendencia. Con los de Carrasco y Griezmann de ayer, el Celta ha recibido media docena de tantos en los últimos minutos, el doble de los encajados en todas las primeras mitades.