Sin medio del campo no hay victoria

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Lof

El Celta no supo atar el partido, perdió 3-2 y acabó entregándolo a un rival con las ideas más claras y más preciso

07 abr 2017 . Actualizado a las 13:40 h.

Aunque los números mantienen la esperanza, las posibilidades de repetir clasificación europea fueron torpedeadas ayer en Mestalla tras perder 3-2. El Celta llegaba casi sin margen de error tras los resultados de sus rivales directos, y el Valencia se encargó de destrozar sus expectativas en un partido en el que a los vigueses les faltó fútbol y control. La sensación de consistencia que habían dado ante el Las Palmas voló por los aires en Mestalla, como si el virus FIFA llegase con retardo.

El planteamiento

Equipo de gala. Berizzo salió con todo. Los dos laterales titulares, los dos argentinos en el centro de la defensa para poner contundencia y altura, el trivote de gala con Radoja, Wass y Hernández, y un ataque de quilates con Aspas, Bongonda y Beauvue, que casi un año después jugaba su primer partido como titular. Sin embargo, ayer la calidad de los futbolistas no hizo buen caldo. Al Celta le faltaron ideas ante un rival más intenso, más clarividente y más veloz.

El primer problema

El costado zurdo. Si por algo destacó el Valencia fue por saber detectar por dónde hacía aguas el Celta: por su banda izquierda. El Toto dio la titularidad a Théo Bongonda en el extremo y apostó por el canterano Jonny en el lateral. El problema fue que el belga, que cuando entra mal a los partidos sufre para revertir la situación, y su estado de ánimo, no ayudó prácticamente en nada al de Matamá. Jonny se vio solo defendiendo, ya que Bongonda a veces ni acompañaba la jugada, y el Valencia encontró ahí un filón del que supo sacar tajada con Cancelo y sus compañeros haciendo sangre. Ser el primer cambio acabó de señalar a Théo

El control

Sin medio campo. Al Celta le faltó posesión, criterio con el balón, capacidad para contener y para conectar líneas, y, en general, le faltó fútbol. ¿Por qué? Posiblemente porque sus tres centrocampistas no estuvieron al nivel habitual. El cartel era el de casi siempre, Radoja como mediocentro defensivo, Tucu Hernández ayudándole en el doble pivote y Wass como enganche, pero la combinación no funcionó. El chileno estuvo desaparecido, el danés -que acabó en la banda- quemó kilómetros sin demasiado sentido, y Radoja adoleció en su misión de equilibrar el fútbol.

Los fallos

Pérdidas de balón. La primera muestra de los problemas en el centro del campo fue que al Celta le faltó pelota, al menos con criterio, y le sobraron pases fallados. Controló el balón el 53,6 %, pero de los 493 pases que intentó, solo 372 encontraron destinatario, el 75%. Los vigueses contabilizaron un alto número de entregas erradas que los de Voro aprovecharon una y otra vez. La falta de precisión alimentó de balones a un Valencia muy bien colocado tácticamente y cuya salida en tromba y con una presión asfixiante fue un dolor para los hombres de Berizzo.

Matar el partido

Faltó madurez. El Valencia ganó un partido que el Celta le puso en bandeja al no ser capaz de cerrarlo cuando lo tenía encaminado. Quizás ese fue el primer error de los visitantes. Los hombres del Toto no supieron aprovechar las ocasiones tras el primer gol, y acabaron entrando en el juego propuesto por los ches. Un partido abierto y en el alambre que tras el 2-1 se convirtió en un debate de planteamientos, el Valencia entregó el esférico para machacar al contragolpe. Cada lectura de partido salió bien a los valencianistas, que vengaron el pasado reciente.