
El fondo de armario del Celta no funcionó ante el Eibar (0-2), ni tuvo fútbol ni salió bien parado individualmente
10 abr 2017 . Actualizado a las 12:45 h.Si la madera y la mirilla torcida no se hubiesen interpuesto entre el Celta y la red, el grupo del Toto Berizzo bien podría haber rascado algún punto frente al Eibar. Pero el larguero y la falta de puntería dictaron sentencia y los celestes se fueron de vacío en una tarde en la que la segunda unidad transmitió unas sensaciones preocupantes, más allá de la falta de gol. Porque el primer tiempo fue un desierto en lo que a juego se refiere, y hasta que Berizzo agitó el árbol y dio entrada a Radoja y, sobre todo, a Iago Aspas, el rendimiento de los célticos estuvo muy por debajo de lo que se les presuponía. Solo en el tramo final el equipo tuvo noticias de su fútbol. ¿Qué le pasa a la unidad B?.
Los protagonistas
Cambios en todas las líneas. La Europa League se ha convertido en el gran objetivo de la temporada para el Celta, y ello conlleva peajes como el de ayer. Berizzo prefirió descansar a parte de su guardia pretoriana y tiró de fondo de armario para tejer el once. Los tres catalanes formaron en defensa con Fontás y Sergi Gómez como centrales y el recién recuperado Planas en el lateral izquierdo. Roncaglia se ocupó del perfil derecho, mientras que el centro del campo estaba compuesto por el Tucu Hernández en tareas de pivote defensivo arropado por Pape Cheikh, que disputaba su segunda titularidad en Liga, y por Jozabed, que fue de menos a más. Señé, por la derecha, fue la principal novedad de un ataque que completaban el lesionado Rossi y Pione Sisto.
Los precedentes
El partido con más cambios. Aunque hay futbolistas a los que es difícil encuadrar en la unidad A o la B, caso de un Andreu Fontás cada vez más protagonista o de un Pione Sisto que entra y sale del once, bien podría considerarse la contienda de ayer como la más radical en cuanto a rotaciones en Liga de las disputadas hasta la fecha. En Leganés, frente al Villarreal o contra la Real Sociedad el Toto ya había agitado el árbol, pero entonces logró amalgamar un equipo más homogéneo y que, con mejor o peor suerte, tuvo las ideas más claras que ayer.
Los señalados
Señé agota el crédito. El duelo contra el Eibar dejó señalados a algunos de los encargados de defender la camiseta celeste. Quizás el caso más flagrante fue el de Josep Señé, que se vio superado por el partido en todo momento. Le tocó ejercer en el costado derecho del ataque y no logró ganar ningún duelo individual, no centró balones de calidad ni dio apoyo a sus compañeros. Cada decisión que adoptaba parecía abocada al fracaso en una tarde en la que, colectivamente, faltó fútbol y sobró error en el pase. El caso de Pione es, cuando menos, curioso. Bongonda no convence por la izquierda, pero Sisto tampoco. Se enroca en dar vueltas sobre sí mismo en vez de encarar, hacer valer su velocidad o buscar el duelo individual. Técnicamente va sobrado, pero tácticamente tiene lagunas.
La defensa
Calidad, pero un mal día. La primera parte sacó los colores a la defensa del Celta, sobre todo, a sus centrales. Sergi Gómez y Andreu Fontás tuvieron un día malo. El primero perdía la posición en cada embestida del Eibar y el segundo no lograba jugar con la limpieza que suele caracterizarle. Incluso en la salida de balón estuvo atascado por momentos, cuando es el central con más fútbol del equipo. Planas, que regresaba tras lesión, sufrió lo suyo y acabó agotado, no se entendía con Pione y no tuvo peso alguno en ataque, precisamente su punto fuerte.
La medular
¿Qué pasa con el Tucu?. Si alguien en el once de ayer tiene la etiqueta de titular, ese es el Tucu Hernández, que, sin embargo, ha vuelto de su última citación con Chile más justo en cuanto a rendimiento. Ayer la tarea de pivote defensivo le sobrepasó. No conseguía poner pausa al fútbol, controlar el balón ni combinar con sus compañeros. Quizás fuese por retrasar su posición o porque no se entendía bien con sus vecinos de fatigas. El Celta necesita su mejor versión.