Hasta la fecha, el tope del portero está en jugar doce encuentros consecutivos
26 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Ha tenido que pasar más de medio año para que Rubén Blanco sintiese de nuevo la adrenalina de los partidos oficiales. La perla de la cantera del Celta bajo palos regresó a la portería frente al Eibar para poner fin a una de las sucesivas épocas de sequía que marcan su carrera. La continuidad es la primera asignatura pendiente para un jugador que ha visto cómo las lesiones se interponían en su camino una y otra vez desde su debut allá por mayo del 2013 en Valladolid.
Rubén Blanco ha tenido que lidiar desde muy joven con las expectativas que se han generado a su alrededor. Con 17 años se estrenaba a la carrera en Primera y con 19 comenzó su mano a mano con Sergio Álvarez para ver quién se hacía con la portería celeste. En esa temporada 14/15 el de Catoira se llevó el gato al agua y el de Mos se familiarizó con la élite a través de la Copa del Rey y con el último partido de la liga. Sin embargo, para el siguiente curso (15/16) la situación ya era diferente.
El Celta, que desde el minuto cero confió en las posibilidades del canterano, apostó firme por él y Berizzo le confió la primera jornada de la liga, pero una luxación de clavícula le impidió pelear por la continuidad en las primeras jornadas. Tuvo que esperar al mes de diciembre para volver a ponerse bajo la portería, primero en la Copa y más tarde en la Liga, pero no alcanzó la ansiada regularidad. El Toto alternaba a sus dos porteros y acabó la temporada participando en 16 partidos y disputando 1.408 minutos.
Todo apuntaba a que la campaña pasada, con el jugador más bregado, sería su año, pero una vez más no pudo comenzar como querría. En plena pretemporada sufrió una lesión, un esguince en el ligamento lateral de la rodilla izquierda, cuyo pronóstico inicial apuntaba a las seis semanas. A finales de septiembre comenzó a entrar en las convocatorias pero su estreno en la temporada no llegó hasta finales de octubre, con el Ajax visitando Balaídos en la Europa League. Ahí comenzó una etapa de continuidad para el futbolista, que encadenó ocho partidos de liga y cuatro del torneo continental. Sin embargo, nuevos problemas musculares se cruzaron en su camino durante algunas semanas -estuvo cuatro jornadas sin jugar- y cuando regresó volvió a encontrarse con las lesiones, esta vez en el muslo derecho, durante un entrenamiento.
Lo que parecía que sería un problema menor, sin embargo se fue complicando y una mala cicatrización de la lesión acabó por arruinarle toda la campaña. Desde los 90 minutos que disputó el 1 de marzo frente al Espanyol, Rubén no había vuelto a tener minutos con el Celta en partido oficial.
Ahora, en igualdad de condiciones y sin lesiones de por medio, Rubén Blanco se jugará de nuevo la titularidad con Sergio Álvarez. A sus 22 años, el guardameta necesita encontrar la continuidad que se le ha resistido.