
El catalán es el más fijo en los zagueros del Celta después de vivir un año difícil el curso pasado
03 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Sergi Gómez Solá (Arenys de Mar, 1992) es un jugador de contrastes, capaz de pasar de una temporada cargada de minutos y protagonismo a otra formando parte de la segunda unidad. En esos dientes de sierra se ha movido desde que llegó al Celta cuatro años atrás. Le costó entrar en el equipo en su primer curso (14/15), en donde jugó 18 partidos de cara, para convertirse al año siguiente en un fijo de Berizzo con 37 duelos encima, circunstancia que le llevó a la ampliación de un contrato que finaliza en junio del 2019. La campaña pasada, pese a jugar el Celta 60 partidos, el central catalán se tuvo que conformar con 36, formando casi siempre parte de la unidad B. Y este curso, cuando parecía que le costaría hacerse un hueco, participó en ocho de los 10 encuentros de Liga y solo una vez saliendo desde el banquillo.
Sergi se está revelando contra la lógica. Esta temporada todo invitaba a pensar que Andreu Fontás sería un fijo en el entramado defensivo por su salida de balón, ideal para el sistema de juego que Juan Carlos Unzué pretende implantar en el Celta. A priori para hacer pareja con Cabral, el más fijo de todos en esa demarcación la pasada temporada. Sin embargo la rapidez y la contundencia del central de Arenys de Mar han convencido al nuevo entrenador, que le ha alineado en ocho de los diez partidos de Liga disputados, siete de ellos como titular y reservándole en la Copa del Rey.
No es la primera vez que el catalán va contracorriente. Porque el curso pasado todo el mundo pensaba que sería un fijo después de su excelente rendimiento en la campaña 15/16 y sin embargo formó parte de la unidad B en la mayoría de los partidos. En una campaña con más de medio centenar de citas, llegando a dos semifinales, de Copa del Rey y Europa League, fue la Liga la competición más habitual del catalán, que acabó con unas cifras importantes: 36 partidos, 27 de ellos saliendo desde el principio y 25 en la competición regular.
Unos números que en absoluto le daban continuidad a lo que ha sido hasta el momento su mejor curso de celeste (15/16). Ese año jugó 37 partidos (31 de Liga y seis de Copa) y en solo dos comenzó desde el banquillo.
La primera campaña, quizás por la aclimatación (era su primera vez fuera del Barça), fue en la que tuvo unos números más discretos, disputando 26 encuentros (22 en Liga) con 18 saliendo de cara. Fue la campaña 14/15, la última en donde fue internacional con la selección sub21. Se quedó sin la opción de acudir a los Juegos Olímpicos del Río tras quedar eliminada con la Serbia de Radoja.
A día de hoy, Sergi Gómez es el central céltico con más minutos en Liga (636, nueve más que Gustavo Cabral), el más asentado de todos y sobre quien recae la responsabilidad de ser el último hombre cuando el conjunto vigués actúa en fase ofensiva, para aprovechar su rapidez de movimientos.
Además, este curso incluso estuvo a punto de estrenarse como goleador en Liga en Ipurúa, al participar en una de las jugadas de estrategia del 0-4. Sergi sostiene que le tocó al balón en el centro de Pione Sisto, aunque fue al danés a quien le dieron el tanto. En Copa del Rey había marcado la campaña pasada al UCAM Murcia.
Durante esta travesía de cuatro años, Sergi Gómez siempre ha mantenido el mismo discurso. Estar preparado para dar la talla en el momento de ser requerido. De un modo mayoritario ha cumplido en los tres perfiles en los que ha disputado partidos: los dos del centro de la defensa y el lateral derecho, una posición para la que parece no contemplarle el actual entrenador del conjunto vigués.