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El turcodanés reincide en su falta de actitud y de rendimiento y se queda por tercera vez fuera de la convocatoria del Celta, que pagó en su día 14 millones
07 abr 2018 . Actualizado a las 14:50 h.Emre Mor desembarcó el pasado 28 de agosto en Vigo a cambio de 14 millones de euros. El turcodanés se convirtió entonces en el segundo fichaje más caro de la historia del Celta y una de las grandes apuestas para la temporada en curso. Sin embargo, ocho meses después el menudo atacante se ha convertido en un problema al quedarse por segunda vez fuera de la convocatoria por bajo rendimiento y actitud. Ayer, en el último entrenamiento en Balaídós, se ejercitó al margen de sus compañeros con cara de pocos amigos. Con el del Sevilla ya son tres semanas al margen del equipo. Justo cuando parecía que comenzaba a sumar después de que Unzué fuese cocinando a fuego lento su plena adaptación al equipo.
El entrenador navarro fue claro para explicar la ausencia de Emre Mor escapando del típico «decisión técnica». «Ya expliqué después de la rueda de prensa del partido de Bilbao ?dijo el entrenador? que Emre Mor no había ido porque su actitud y su rendimiento no habían estado al nivel del resto de los compañeros y yo quiero a los que están totalmente comprometidos con la causa y con cada uno de los momentos y hoy (por ayer) ha entrenado aparte porque ha reincidido estos días. Ha sido el único día de la semana que ha entrenado al margen y no va convocado».
Todo comenzó con motivo de la visita del Málaga antes del parón de selecciones. El turcodanés venía de recibir el aplauso generalizado por su actuación en el Wanda Metropolitano y sin embargo causó baja ante los andaluces por una repentina gripe. De hecho, había estado presente el día anterior en los actos de inauguración de A Sede. Dos días después de la gripe que lo apartó del partido ya estaba entrenando tras descartar viajar con su selección (en donde es un habitual en las convocatorias pero sin excesivos minutos de juego).
El siguiente capítulo tuvo lugar en la antesala de viajar a San Mamés, cuando Unzué decidió dejarle fuera de la lista. El navarro explicó en la rueda de prensa post partido que «no estuvo en los últimos días al nivel de sus compañeros y por eso se quedó en casa». De vuelta a Vigo, el jugador se reintegró en el grupo y trabajó con aparente normalidad hasta que ayer en Balaídos volvió a quedar al margen. Unzué no escondió su decisión y visibilizó que Emre Mor estaba apartado ya en los diez minutos de entrenamiento abiertos al público. Mientras sus compañeros hacían un rondo el turcodanés hacía carrera continua con un recuperador. Incluso en un momento pegó un pelotazo a un balón mientras exhibía un rictus de lo más serio.
Esta situación genera todo un problema para el Celta. No solo para las ocho jornadas que quedan, sino de cara al futuro. Una venta prematura impediría al club recuperar los 14 millones, pero para continuar en Vigo debería mostrar un cambio de actitud, con independencia de que Unzué pueda seguir o no. De entrada, el conjunto vigués ya ve mermado su potencial deportivo al perder un jugador que por calidad y cambio de ritmo debería ser desequilibrante.