Mucha dignidad y poco rédito

X.R.C.

GRADA DE RÍO

El Celta sin Aspas miró a los ojos al Valencia pero le faltó acierto para alcanzar una remontada necesaria

21 abr 2018 . Actualizado a las 20:05 h.

El Celta plantó cara sin Iago Aspas a un equipo de Champions como el Valencia pero el empate se torna insuficiente y definitivo para seguir pensando que Europa es posible. Los valencianistas de adelantaron por mediación de Santi Mina en el inicio del segundo tiempo y poco después, en un lance de estrategia, Maxi se reencontró con el gol al marcar de cabeza tras un saque de falta.

Los vigueses no tuvieron a su jugador de referencia, pero fueron valientes. Incluso el partido nació torcido con un penalta no señalado tras un derribo a Wass dentro del área y poco después perdió a Roncaglia por lesión y Fontás fue el relevo de emergencia para el costado zurdo de la defensa. En este primer acto Sergio hizo una gran parada ante un disparo de Andreas Pereiras y Guedes disparó alto con todo a favor.

El Valencia salió mandó en el inicio del segundo tiempo, y Sergio respondió con dos buenas intervenciones pero nada pudo hacer al tanto de Santi Mina que llegó precedido de una pérdida innecesaria de Pione Sisto. Poco después el Celta recuperó el pulso con el tanto de Maxi y en la última media hora fue claro dominador. Wass, Brais y Cabral tuvieron oportunidades para culminar la remontada pero no fue posible y el empate convierte Europa en un imposible.

Con toda seguridad el punto consechado ante el Valencia significa despedirse de facto de las opciones de volver a Europa, pero el ejercicio de dignidad con el liderazgo de un chaval de la cantera como Brais Méndez de recogía los galones de Aspas es algo impagable. Los célticos le miraron a los ojos a un equipo de Champions, quisieron el balón y crearon ocasiones para ganar. Incluso se repusieron a un gol de Santi Mina y estuvieron cerca de la remontada. Al gol de Maxi le faltó un acompañante.

Pero por encima de todo, en partidos como el de este sábado, queda la valentía y el atrevimiento de un equipo que por momentos volvió a ser eléctrico y descarado como lo había sido el martes ante el Barcelona.

Para empezar, Unzué comenzó repitiendo el sistema con tres centrales y cinco centrocampista, aunque las visicitudes obligaron a la flexibilidad táctica, alternando la defensa de tres y cuatro jugadores.

Porque las circunstancias del inicio del partido tampoco acompañaron, ya que a las bajas se les unió un penalti escamoteado a Wass, por un derribo claro de Lato, al cuarto de hora y la lesión de Roncaglia a los 20 minutos pusieron en duda la estructura celeste, que Unzué mantuvo metiendo en el campo a Fontás como teoría central-lateral izquierdo.

El Valencia combinó espera con balón, y cuando lo tuvo en sus pies también demostró cosas. Soler lo intentó desde lejos, Sergio hizo una parada soberbia a un disparo de Andreas Pereira y Guedes disparó alto. Dos de estas tres jugadas llegaron por el único lunar de los vigueses, las pérdidas en el medio campo. El primer tiempo acabó con una contra liderada por Brais ?completo partido el suyo? y con un remate de Pione Sisto que se marchó desviado.

El Valencia salió mandón en el arranque del segundo tiempo. Sergio fue capaz de deterner sus embestidas con dos grandes paradas (la más clara a Soler), pero nada pudo hacer en una pérdida de Pione Sisto casi en el balcón del área, que posibilitó que Santi Mina recibiese solo dentro del área y marcase de tiro cruzado. El vigués criado en el Celta no celebró el tanto, pero se llevó una pitada monumental.

Lo mejor que le pudo pasar al Celta fue reaccionar con celeridad y firmar el empate cuatro minutos después. Fue en una jugada de pizarra, con una falta botada en corto que Maxi Gómez cabeceó de un modo impecable para batir a Neto.

Entonces el partido se puso eléctrico, en esa suerte balompédica en donde el Celta se siente como en el jardín de su casa. Wass rondó el gol con un cabezazo tras un centro medio del Tucu Hernández, Brais fue inocente en la finalización en un disparo desde la frontal y Vietto lo tuvo todo a favor pero Sergio agrandó su colección de paradas reivindicativas. La traca final tuvo de todo. Una triple oportunidad ché a saque de córner que sacaron entre Sergio, Tucu y Cabral, y un remate postrero de Cabral que a punto estuvo de sorprender a la zaga ché.

El punto invita a pensar que Europa es una quimera, pero siempre quedará la dignidad de una tarde de fútbol en donde el Celta fue capaz de sobrevivir a la ausencia de su icono.