Aspas y Maxi reinan en la fiesta de despedida

X.R.C.

GRADA DE RÍO

Los dos delanteros del Celta marcan a pares en el último partido del curso

19 may 2018 . Actualizado a las 15:48 h.

Mejor despedirse con una sonrisa, aunque sea para cerrar un año gris, sin apenas alegrías que llevarse a la boca. Una de ellas se la llevó la afición del Celta con una fiesta goleadora en la última entrega de la era Unzué como inquilino del banquillo celeste. Con Iago Aspas y Maxi Gómez la vida celeste siempre resulta más placentera. Los dos coincidieron de nuevo tras la lesión del moañés y el Celta marcó cuatro goles y volvió a ganar tras seis semanas en blanco. El mejor colofón para un partido con tufo a fin de ciclo.

A estas alturas de la película, y después de todo lo vivido en una temporada plana, a lo único que podía aspirar el celtismo era a divertirse y a despedirse con una sonrisa. Y la mañana no comenzó con cara de felicidad. El Levante salió más enchufado, el Celta en modo vacaciones desde el mes de marzo y el resultado fue un golazo de Rochina por toda la escuadra.

El bofetón no espabiló al Celta, que siguió coleccionando imprecisiones en la distribución, sazonados con licencias defensivas que pudieron afear todavía más el panorama.

Sin embargo no sucedió y el Celta, especialmente de la mano de Jozabed, que desde la izquierda aprovechó el último día del curso para firmar su mejor actuación del curso, comenzó a desperezarse. Como si el sábado a la una fuera una hora demasiado temprana. Y después de un aviso del sevillano llegó el empate con la firma de Maxi, con colaboración de la defensa para introducir el balón y tras una jugada de Iago Aspas. El tanto reactivó al Celta como a aquel alumno con deberes pendientes hasta el último día. Jozabed puso a prueba a Koke con un disparo seco y centrado, Wass disparó al travesaño tras una buena combinación y Iago Aspas hizo diana para darle la vuelta al marcador. Fue en una estupenda colaboración al primer toque con Jozabed y rematando en dos tiempos para celebrar sus 100 goles como celeste y su nueva paternidad.

Prendida la mecha de la dinamita celeste, la fiesta del gol prosiguió en la reanudación. Con los mismos protagonistas. Porque nada más volver del vestuario Maxi porfió por un balón, lo robó muy cerca de la banda y metió con tensión un balón en el corazón del área para que Iago Aspas hiciese su segundo tanto (22 en su cuenta particular) y el tercero del Celta.

Entonces Wass, en el partido que suena a despedida, buscó el gol por todos los caminos para redondear la sobremesa, pero solo acertó en dar la asistencia del cuarto gol, obra de Maxi Gómez de cabeza. El saque del córner del danés suena a último servicio después de tres años en Vigo.

Faltaba media hora y aunque el telón todavía no se había bajado, Unzué comenzó a repartir minutos con aroma a despedida. Entraron Boyé y Mazan y se marchó Jonny, a quien muchos colocan fuera el próximo curso. Esos movimientos provocaron un punto de descomposición y el Comandante Morales aprovechó uno de los socavones en la izquierda para marcar su gol y poner un punto de emoción en un partido al que Burgos Bengoetxea no le regaló ni un segundo. Se acabó un ciclo, y con una sonrisa en Balaídos. Comienza el futuro en la que será la séptima temporada consecutiva del Celta en Primera. La tercera más longeva de toda la historia.