Los réditos de dar unos pasos atrás

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

LOF

Mohamed apostó por una vieja idea retrasando la línea de zagueros hasta el punto de penalti en la estrategia defensiva y el Celta solo encajó un gol a balón parado en las ocho jornadas disputadas

12 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Mohamed parece haber aprobado su primera asignatura en el Celta. El balón parado en contra, en forma de faltas laterales o córneres, se habían convertido en un filón para los rivales en las últimas temporadas, un mal que el argentino ha conseguido corregir colocando la línea defensiva encima del punto de penalti, un retraso que le ha servido al equipo para encajar un solo gol de balón parado hasta la fecha: el segundo tanto del Girona, de Alcalá de cabeza a saque de córner.

«Lo vengo haciendo hace ocho años y el número de goles en contra los hemos reducido en un 90 % y también el contacto del rival con la pelota», comentó Antonio Mohamed antes de explicar el proceso: «Nosotros propusimos esa manera de hacerlo y hoy los jugadores quieren defender así, se sienten mucho más cómodo y por eso quieren hacerlo. Es una cuestión de trabajar y de convencimiento».

Partiendo de la premisa de que en la estrategia defensiva hay cuatro elementos -«pateador, rematador, defensor y arquero»-, el análisis de Antonio Mohamed indica que «el pateador necesita un espacio para poner el balón y si nos paramos en el punto de penalti no hay espacio, no pueden correr». Además, permite a los defensores atacar de frente el balón «porque si están en el borde del área corren para atrás y agarran el balón para nuestro arco y si están en el punto de penalti lo agarramos de frente».

Para tomar una determinación, el entrenador les preguntó a sus delanteros «si prefieren que le marquen fuera del área para atacar un espacio o le marquen adentro, nos dice que nos marquen afuera, que así pueden atacar mejor». Igual hizo con los guardametas con la misma respuesta: «Al arquero le dije si prefiere que todos corran hacia él y no pueda salir o que le marquen así, los cuatro me responden eso y por lo menos ahora no nos rematan ni una, no estuvieron ni cerca».

A los defensas tampoco parece disgustarles la idea. «Al míster le gusta más que estemos en el punto de penalti y que al lanzador le cueste más meter e balón entre los defensas y el potero, que es ahí en donde nos hacen daño, y yo creo que ahí estamos bien», comentó David Juncà, que también destacó que ese trabajo se repasa en el entrenamiento final previo. «El balón parado lo miramos el día antes de cada partido. Lo entrenamos bastante y bastante bien, y ahí estamos siendo fuertes».

La fría estadística así lo atestigua. De los ocho partidos de Liga disputados hasta la fecha solo un equipo ha podido hacer gol a balón parado, y en este caso desde el banderín de córner. Fue el 2-1 de Girona cuando el central Alcalá se adelantó a la defensa y logró hacer diana de cabeza. Por contra, y con el método Mohamed, el Celta fue capaz de salir indemne de maestros del balón parado como el Atlético o el Sevilla, aunque los hispalenses encontraron otro tipo de grietas sobre las que se trabaja en la actualidad.

En el juego aéreo los célticos son el segundo equipo más efectivo por detrás del Barcelona con un acierto del 56,9 % (tres puntos menos que los azulgrana). En el último partido en el Pizjuán, por ejemplo, devolvieron 18 balones con Cabral llevándose la palma con ocho, seguido de Maxi Gómez con tres. El charrúa, además de su producción en ataque, también se ha convertido en uno de los escudos antiaéreos del Celta en el balón parado.

Los centros laterales, la principal sangría de esta campaña

Y si Antonio Mohamed ha dado con la tecla en la pelota parada, no sucede lo mismo con otro de los puntos negros históricos del Celta, los centros laterales, foco permanente de sangría en los ocho partidos disputados hasta la fecha.

El primer paso para solucionar el problema es reconocerlo y eso fue lo que hizo David Juncà en la mañana del jueves: «Nos han marcado bastantes goles ahí, contra el Valladolid, Getafe, en Sevilla..., jugando con cuatro y con cinco nos han marcado goles. Pequeños fallos de concentración en momentos puntuales nos fastidian, hay que poner un poco más de concentración en cada uno y yo creo que esa es la solución».

En realidad los problemas del Celta por los centros laterales comenzaron en Girona con el primer gol de Stuani, vivieron su traca ante el Valladolid, con los tres goles pucelanos llegando con centros desde la derecha y se completaron con el gol del Getafe en Balaídos y el primero del Sevilla el domingo pasado en el Sánchez Pizjuán.

En la atípica semana que ayer tocó a su fin para los célticos, los que se quedaron en Vigo (todos los defensas disponibles a excepción de Júnior Alonso) han centrado gran parte del trabajo en corregir aspectos de la retaguardia. «Somos bastante pocos, pero estamos entrenando duro con Gustavo y los profes, nos están metiendo bastante caña sobre todo en la defensa. Se ha hecho bastante hincapié en el sentido de la defensa, en la vueltas (tras pérdida), no solo en defensa, sino también pivotes y extremos», prosiguió Juncà, que espera que el equipo dé un paso adelante en este aspecto a la vuelta del parón.

Porque hasta el momento los vigueses solo han mantenido la puerta a cero en una ocasión en las ocho citas, ante el Atlético de Madrid, y desde el parón de septiembre han encajado diez goles en cinco partidos, a una media de dos por encuentro. Unos números que distan mucho de la pretensión del técnico de bajar de la media centena de tantos en contra a la conclusión del campeonato.

El propio entrenador admitió la dificultad para intentar transmitir su idea al plantel: «En esta liga hay un momento en donde el rival te somete a estar en la parte defensiva, y nosotros no tenemos esa parte -dijo en su penúltima comparecencia-. No habla de defensa, sino del conjunto. De la intensidad, del correr, de hacer recorridos largos, ayudas de dos contra uno y estoy ocupado en eso, en bajar la llegada de los rivales a nuestro arco, de defender mucho mejor, de recuperar la pelota más lejos».

Los célticos entienden que los aficionados «estén mosqueados» por todas las facilidades defensivas y esperan revertirlo.