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Anotó su primer tanto en octubre del 2017 y no ha vuelto a marcar
18 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Es importante marcar goles. No sé cuándo fue el anterior, pero lo bueno es empezar a marcar otra vez», decía Emre Mor el 17 de octubre del 2017. Acababa de estrenarse como goleador con el Celta en su primer partido como titular, pero finalmente aquello estuvo muy lejos de lo que podría haber sido encontrar el camino. Porque, echando la vista atrás, el hecho de que no haya vuelto a ver portería es un síntoma inequívoco de que probablemente nada respecto al turcodanés ha sido como esperaban él y el Celta cuando unieron sus caminos a cambio de que la entidad celeste abonara 14 millones.
El 16 de octubre del 2017 el Celta vencía con solvencia al Las Palmas a domicilio. Un 2-5 era el resultado final con la expulsión de Rubén por el medio y después de haber dispuesto de un 0-3. Precisamente fue Emre Mor, en el primer partido en el que Unzué le incluía en el once, quien abrió el marcador. Aquello sonaba a adaptación finalizada o, al menos, por el buen camino y a que la mejor versión del atacante comenzaba a asomar. Pero fue un espejismo, porque en realidad lo peor estaba por llegar.
Más allá de marcar o no, y de disponer de más o menos minutos, la falta de actitud se convirtió, según Unzué, en el mayor problema del joven futbolista, que cumplió el pasado verano 21 años. El antecesor de Mohamed hizo públicos varios actos de indisciplina del jugador que llevaron a entrenar al margen y a dejarle fuera de las convocatorias. Lastrado también por la cuestión del idioma -apenas ha avanzado en el aprendizaje del español tras más de un año en Vigo-, esta temporada las cosas no han ido mejor.
El cambio de entrenador parecía la gran oportunidad de Mor. Mohamed le tuvo en cuenta en sus primeras declaraciones como técnico del Celta en Argentina y el propio jugador comentaba La Voz en pretemporada que sentía la confianza del técnico. Parecía que no todo estaba perdido con un jugador cuya llegada ilusionó a la afición como pocas, pero que acabó desencantando y dejando la paciencia de buena parte del celtismo con él en la reserva.
Mohamed volvía a dar la voz de alarma, a su manera, ya tras varias semanas al frente del grupo. Ponía el foco en que debía esforzarse en aprender el idioma y en hacerse querer por sus compañeros. «No puedo entrar en su cabeza», afirmaba.
A partir de ahí, el internacional con Dinamarca -fuera de las últimas convocatorias de su selección- solo ha participado en un partido con Mohamed, el primero de Liga, con un rendimiento que distó de lo que ese espera de él. Aparte de no volver a disputar ni un solo minuto desde entonces, el entrenador del Celta le ha dejado fuera de las últimas tres convocatorias, la segunda de ellas por una gripe, pero las dos restantes por decisión técnica. Como respuesta, Mor decía en redes sociales, su refugio habitual con casi dos millones de seguidores, que «hay cosas más importantes» que jugar o no.
Mientras le dejaba fuera, Mohamed comentaba en las últimas semanas que Mor ha mejorado mucho pero que sigue habiendo compañeros por delante y Mouriño descartaba que hubiera habido nuevas faltas de disciplina. Está por ver si un año después reconduce su camino.