Un Celta con seguro de gol

GRADA DE RÍO

LOF

Los vigueses mostraron en Sevilla su mejor arma, una capacidad ofensiva envidiable en la liga

05 nov 2018 . Actualizado a las 20:35 h.

El que tiene un goleador tiene un tesoro. Esa es probablemente la principal conclusión que arrojó la locura -y delicia para un espectador sin intereses en el partido- de mano a mano que protagonizaron Betis y Celta sobre el manto verde del Villamarín. Un partido en el que quedó constancia de que los vigueses siguen teniendo problemas de equilibrio defensivo, pero sobre todo que tienen un seguro de gol. Cuando a Iago Aspas se le enfadan los palos, Maxi Gómez toma el relevo.

Ataque

Artillería pesada. Veinte goles en once partidos sitúan al Celta como el tercer equipo de la liga, solo por detrás de Barcelona y Sevilla, con más dinamita en los últimos metros. Ayer fue testigo la afición verdiblanca, que presenció cómo en veinte minutos los vigueses firmaban tres goles. Maxi Gómez entró al campo y remató de cabeza el primer tanto celeste. El parón por lesión no ha minado ni un ápice el instinto del uruguayo, que a diez minutos del pitido final se presentó de incógnito en el segundo palo para subir el momentáneo 2-3. Brais Méndez, un jugador de más creación que gol, puso también su muesca en la cuenta celeste en una noche en la que a Aspas se le negó el tanto. Lo intentó, estrelló dos balones contra la madera, pero ayer la pelota no quiso entrar.

La clave

Remontada y frenesí. El Celta realizó un ejercicio de tesón al no darse por muerto cuando el marcador, en el minuto 56, le mostró un 2-0 en contra. El equipo se repuso del mayor palo y fue capaz de voltear la contienda arropado en un fútbol más vertiginoso y punzante. Lo hizo a pesar de que en el arranque del segundo acto las prisas por darle la vuelta al 0-1 le elevaron en exceso las revoluciones. Los celestes intentaron dar la vuelta la marcador de una manera precipitada, atropellada, pero las prisas, a priori malas consejeras, acabaron favoreciéndolo gracias al rival. El Betis, poco acostumbrado a marcar ni ganar esta temporada, se descontroló en la misma medida que los vigueses y cuando se encontró con el empate, perdió un norte que solo reencontraría gracias a un balón parado.

El segundo tiempo

Cambios exitosos. El Celta de la segunda mitad fue vertical e hiriente gracias a los jugadores, pero también al cambio táctico. Mohamed varió la hoja de ruta para actuar con tres centrales y dos carrileros, con Hjulsager y Juncá subiendo la banda y haciendo auténticas diabluras. Dos cambios de orientación del lateral zurdo hacia el danés acabaron con centros de Andrew y goles celestes. Fútbol de factura trepidante que pilló descosido a un Betis que en el primer acto hizo mucho daño amontonando centrocampistas. Al giro en el dibujo se le sumó que los jugadores de refresco sumaron enormemente. Hjulsager, al principio sobreexcitado, acabó asistiendo por partida doble a sus compañeros y Maxi recordó al celtismo su importancia marcando dos goles en veinte minutos. El éxito de un equipo que es pura pólvora en los últimos metros, pero que ayer volvió a encajar tres goles. La cuenta que sigue pendiente.