El día que toda Europa habló del Celta

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

MAX NASH

El equipo lograba una histórica victoria celeste en Anfield que suponía la eliminación de la UEFA del Liverpool el 8 de diciembre de 1998

07 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Cuando marqué en Liverpool sentí que firmar por el Celta era lo mejor que había hecho en mi vida deportiva», dice Haím Revivo sobre el gol que anotó en Anfield el martes 8 de diciembre de 1998. No era solo el hecho de marcar en un escenario mítico como la casa del Liverpool, también significaba ganar allí y, lo más importante, que el Celta se plantara en un cuartos de UEFA por primera vez en su historia. Y todo después de haber dejado por el camino en la ronda anterior al Aston Villa con otra gesta que unas semanas antes parecía insuperable.

Pero aquel 1998 estaba llamado a ser un año redondo para el Celta. El mismo Celta que terminaba la temporada 1996/1997 salvándose del descenso en la última jornada lograba un año después la segunda clasificación europea de su historia. Y no contento con eso, regalaba a su afición noches inolvidables como la de hace dos decenios. Entre medias, una victoria en el Bernabéu o un empate en el Camp Nou, entre otros resultados que permitían que a estas alturas el equipo de Víctor Fernández fuera tercero en la tabla en Liga.

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En todo aquello tuvieron que ver los Mostovoi, Karpin o Mazinho como grandes baluartes de un equipo que se completaba en aquella noche mágica de Anfield con Dutruel, Míchel, Cáceres, Djorovic, Berges, Makelele, Juan Sánchez y Revivo, el principal nombre propio de aquel Liverpool-Celta. Los dos rusos y Gudelj -que en casa del Liverpool disputó los últimos minutos- habían marcado en la ida para dar al Celta una ventaja de dos goles (3-1 en Balaídos). Penev era baja por sanción.

La expedición viguesa, arropada por alrededor de 200 aficionados célticos, viajaba con confianza. La que le daba una temporada que estaba siendo para enmarcar. Incluso los célticos eran considerados favoritos después de haber superado al Aston Villa y al propio Liverpool en el primer asalto. «En ese momento toda Europa hablaba de nosotros, del Celta de Vigo. Fue el partido que más me marcó de todos los que disputé con el Celta», ahonda Revivo.

El israelí, tras una excelente jugada personal, adelantaba a su equipo a los 56 minutos y aquel marcador ya no se movería. Enfrente, un rival en el que, aunque con bajas en el centro del campo, brillaban por aquel entonces estrellas como Owen o Fowler, que nada pudieron hacer para batir a Richard Dutruel.

Más allá de lo histórico de superar la eliminatoria, el orgullo del celtismo por lo vivido aquel día radica en buena medida en la manera de hacerlo. El Celta fue fiel a sus principios y no salió a conservar un resultado que le servía para pasar, sino que recurrió a lo que le había llevado a donde estaba: tocar el balón, dominar y jugar al fútbol para maravillar a Europa. Todo tuvo lugar ante alrededor de 39.000 aficionados que abarrotaron Anfield y terminó con la afición local aplaudiendo al celtismo y reconociendo el mérito que tenía haber escrito una página de oro en la historia del club vigués.

En Vigo, más de 3.000 celtistas salieron a la calle para celebrar que la fiesta continuaba. Incluso se hablaba del Celta como serio candidato a haberse plantado en la final de Moscú. Al final, el Olympique de Marsella paró los pies a los vigueses dos pasos antes. No fue impedimento para que aquel gol de Revivo y todo lo que conllevaba pasaran a la historia. Y para que quienes lo vivieron lo recuerden como si no hubiera pasado el tiempo.

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