Los dos técnicos calcan un promedio de 1,16 puntos por partido a los mandos del Celta
09 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Miguel Cardoso no mejora los números de Antonio Mohamed. El promedio de puntos por partido de liga que firma el luso desde su llegada calca los de su predecesor en el cargo, y aunque con el actual preparador el Celta detectó algunos brotes verdes en cuanto a su fútbol, la realidad clasificatoria retoma el discurso sobre la prioridad de evitar el descenso, más que mirar a Europa.
Mohamed dirigió al Celta en liga en doce ocasiones. Durante ese tiempo su equipo ganó al Levante, al Atlético ?un triunfo espejismo? y goleó al Eibar. A mayores, empató con el Espanyol, el Valladolid, el Valencia, el Getafe y el Betis. En total, 14 puntos que arrojan un promedio de 1,16 puntos por partido. Ese es el ratio que firma ahora un Miguel Cardoso cuyo crédito sufrió una fuerte caída durante el encuentro frente al Athletic.
Con el entrenador luso al frente, el Celta ganó al Huesca y al Villarreal y empató ante el Leganés. Siete puntos en seis encuentros. Un balance humilde para un técnico que, sobre el papel, está mucho más preparado que el Turco, y que durante algunas jornadas devolvió al equipo vigués a su camino identitario.
Con Cardoso al frente, el Celta ha vuelto por momentos a ser el Celta. El problema es que partidos como el del Athletic echan por tierra las buenas sensaciones. Ante los vascos el equipo vigués añoró ?y mucho? el faro futbolístico y emocional que es Iago Aspas, y regresó a la senda del fútbol romo, horizontal, predecible y un punto laxo que había aparecido en tiempos de Mohamed.
Cuando el Turco dejó el Celta, el equipo marchaba decimocuarto en la clasificación y seis encuentros más tarde repite puesto. Por medio, el equipo ha dejado escapar la oportunidad de engancharse con firmeza a la lucha europea, y la realidad le ha conducido a una situación incómoda. A día de hoy el colchón sobre la zona roja es de solo cuatro puntos, mientras Europa queda a cinco. La distancia parece corta, pero el tráfico es intenso. Ocho equipos pululan por el medio, y más allá de eso el problema es lo que transmite el propio Celta.
El equipo vigués ha agotado la fiabilidad y en partidos señalados en rojo, como podía ser el del Athletic, su respuesta es endeble. En lo que va de curso ya ha rescatado a varios rivales hundidos.
El gol encajado
Durante la docena de partidos que dirigió el Turco, el Celta recibió una veintena de goles. Una cifra elevadísima para un equipo que públicamente abanderaba una y otra vez el discurso europeo. La media era de 1,6 tantos encajados por contienda para un once cuya línea de centrales tenía en Roncaglia y Cabral a sus dos baluartes. Esos tiempos han pasado y con Cardoso son Costas y Araujo los responsables del centro de la defensa. Una retaguardia que el lunes echó en falta al chapeleiro, que se perderá probablemente todo el mes de enero.
Aunque las licencias grupales en defensa siguen siendo un dolor de cabeza, Cardoso sí ha conseguido dotar de un poco más de consistencia a su escuadra. Su equipo promedia 1,3 goles encajados por contienda.
Los números sin Iago Aspas
En ataque, el discurso cambia. El Celta de Mohamed suscribía 1,8 goles a favor por cada encuentro, y el de Cardoso 1,16. El técnico luso experimentó el lunes lo que supone para los suyos vivir sin Aspas sobre el césped, y ese será el examen mayúsculo que espera al grupo en enero. La hemeroteca es letal sin el moañés.
En Primera, el Celta solo ha logrado ganar cuatro partidos y empatar otros tres sin Iago de por medio. El balance de derrotas se dispara hasta las once. El equipo vigués sufre Iagodependencia no solo por sus goles, sino también por el fútbol que genera, por su capacidad para desatascar partidos y por el factor psicológico que conlleva.
Para encontrar la última vez que el Celta supo ganar sin Aspas hay que retrotraerse al año de la Europa League, cuando ganaron 0-3 al Granada. Desde entonces, cada vez que el internacional se ausentó, su equipo o bien perdió o empató.