Cardoso explota el comodín del plantel

x.r.c. VIGO

GRADA DE RÍO

XOAN CARLOS GIL

El entrenador luso, molesto porque se conozca su apuesta por cinco defensas, se juega su continuidad en el Celta en Vitoria

23 feb 2019 . Actualizado a las 16:16 h.

Miguel Cardoso está nervioso. Da la impresión que le produce más pavor que le hayan descubierto que en Mendizorroza apostará por una defensa de cinco que la posibilidad de quedarse en paro, por segunda vez en lo que va de temporada, este fin de semana si el equipo suma una nueva derrota. Como si en el fútbol no estuviera todo inventado.

Sus comparecencias se han convertido en un esperpento. Hace ocho días se cerró en banda y no dijo nada, tras ser arrasado por el Levante dibujó una realidad paralela y ayer se crispó cuando tuvo conocimiento de que el entorno conocía su apuesta táctica para medirse al Alavés. Síntomas inequívocos de que el segundo entrenador de la temporada tiene los nervios a flor de piel, mala cosa cuando a él le compete conducir a un equipo que necesita realidades en forma de puntos.

Pero más allá de enfados y silencios, Cardoso se jugará el puesto con una defensa de cinco, poniendo cemento armado para frenar el drama de los goles en contra. Por eso todo apunta a que David Costas recuperará su sitio en el once inicial con Hoedt como un fijo y con Araujo y Cabral disputándose el perfil derecho.

Y acompañando a la defensa de cinco, el luso le añadirá una segunda capa con un trivote en donde Okay será la bóveda que equilibra al equipo y con Lobotka y Brais combinando la zapa con el balón. De confirmarse esta opción caería Jozabed, un intocable para Cardoso desde sus primeros días. Para el ataque, y pese a su individualismo, Boufal parece la única baza que jugar próximo a Maxi Gómez, aunque en los últimos días también ha pululado en el ambiente el nombre de Mathias Jensen, inédito hasta el momento salvo en los últimos 30 minutos inservibles de la pasada jornada.

Con estos mimbres y una idea de juego que parte de la construcción defensiva, asumiendo el rol de equipo de supervivencia, y que se ampara en el balón parado como el mejor método para superar el síndrome Aspas, el Celta y Cardoso se juegan la vida en un campo imposible (por estadística) en Primera División. Porque con tres puntos de los últimos 24 en juego un nuevo revés llevaría al equipo vigués a la zona de descenso por segunda vez salvo que Rayo (que visita al Getafe) y Villarreal (que juega en el Wanda) continuasen sin ganar. Y porque un nuevo revés harían inviable la opción de mantener al entrenador en el puesto, por mucho pánico que exista en el Celta a una nueva destitución y por mucho que los pesos pesados del plantel hayan cerrado filas para darle un vida más al técnico que en octubre fue destituido en el Nantes.