La cordura llega por partida doble tras el esperpento

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

05 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El segundo cambio de entrenador ha traído un punto de cordura en la toma de decisiones de la espantosa temporada del Celta. Después de experimentos condenados de antemano al fracaso, el club apuesta por un entrenador que conoce la Liga española y que llega a Vigo con el aval de la experiencia. Y de paso, el club le incorpora a su cuerpo técnico dos exfutbolistas con carisma como Borja Oubiña y Mario Bermejo. El primer paso para rearmarse.

El Celta necesita que Miñambres y sus superiores acierten de una vez con el entrenador. Desde que se fue Berizzo todo han sido experiencias erróneas. Unzué vivió un año plano gracias a los goles de Aspas y Maxi Gómez, Mohamed aun debe estar buscando el manual de instrucciones del fútbol europeo y Cardoso necesita darse cuenta que la teoría y la praxis a veces no van de la mano en el mundo del fútbol.

Escribá es otra cosa. Quizás el ADN Celta pase a mejor vida por un tiempo (sus predecesores tampoco lo tuvieron muy en cuenta) pero en tiempos de resistencia la necesidad de puntos deja en un segundo plano el estilo y la forma de conseguirlo. El valenciano pasará a la historia celeste como salvador o enterrador, por eso lo primordial son los resultados. A su favor juega que conoce la competición, a los rivales y a los que desde hoy son sus nuevos jugadores.

Y si por el camino le entra alguna duda, tendrá muy cerca a dos exfutbolistas, ahora en la secretaría técnica, que pueden aportar una doble función. Porque tanto Borja Oubiña como Mario Bermejo conocen el club por dentro y por fuera. Fueron jugadores importantes en su época y en la actualidad, y en teoría, deben ser los más profundos conocedores de la plantilla debido a su cargo en el club.

Lo que no podrá hacer ninguno será inventarse un nuevo Aspas y dotar de extremos a un plantel con carencias evidentes. Por eso, mientras el mago de Moaña se da paseos por el agua para que los glóbulos blancos hagan efecto cuando antes, Escribá y su nuevo cuerpo técnico deben encontrar la manera de mantener fuera del descenso a un Celta que no puede permitirse ni un solo desliz más en una liga de 12 partidos.

La única diferencia es que Fran ya no puede fallar porque los experimentos han dejado al club al borde del desastre.