Álex López: «La clave para salir es no bajar los brazos en ningún momento»

M. V. F. VIGO

GRADA DE RÍO

CEDIDA

El excéltico recuerda su experiencia del 2013 y habla de cómo ve al equipo de cara a la meta de la salvación

24 mar 2019 . Actualizado a las 23:01 h.

Álex López Sánchez (Ferrol, 1988) fue uno de los protagonistas de la salvación del 4 %, lograda con un milagro que ya se empieza a ver como similar al que necesita de nuevo el Celta este año para continuar en Primera. Desde la distancia, pero muy pendiente del equipo del que se considera seguidor, recuerda aquellas vivencias y valora el momento actual. Aunque recalca que las realidades del equipo son muy distintas, él muestra ahora la misma fe que tuvo entonces.

-Pasados seis años, ¿cómo recuerda aquel curso 2012/2013?

-Tengo un gran recuerdo porque el final fue feliz, pero está claro que fue una temporada dura. Vivimos todo tipo de situaciones, la primera parte no estuvo del todo mal, la gente valoraba nuestro estilo de juego. Luego nos fuimos metiendo en una dinámica negativa, con cambio de entrenador, y parecía que no éramos capaces de reaccionar.

-¿Cuál fue la clave para que lo hicieran?

-Que no bajamos los brazos en ningún momento. Creímos en nuestras opciones y, aunque con mucho sufrimiento, fue posible.

-¿Llegó a pensar para sus adentros que no lo sacarían?

-Sinceramente, nunca dejé de tener esperanza. Es cierto que cuando te ves ahí parece que todo es negativo, pero recuerdo que la unión del grupo era muy fuerte. Todo eran golpes negativos, pero mentalmente estábamos bien preparados. La unión con la afición también fue clave, todos éramos conscientes de la importancia que tenía que el club se mantuviera en Primera. Cuando eres un recién ascendido, vienes de cinco temporadas en Segunda y muchos jugadores lo han vivido, eres muy consciente.

-¿Los canteranos ganan peso en el vestuario en estas situaciones?

-Quizás los canteranos seamos más conscientes, pero todos los futbolistas representan a un club con una historia y una grandísima afición detrás y eso tiene que notarse. Sea cual sea el momento y las expectativas que hubiera antes.

-¿Y a día de hoy ve posible?

-Sí, claro, como aficionado es lo que espero y tengo esperanza de que sea así. Con el cambio horario no puedo ver todos los partidos, pero estoy muy pendiente y sé que hay una gran plantilla, aparte de que se va a notar la vuelta de Iago tanto futbolísticamente como por lo que genera anímicamente que esté en el campo. Hay futbolista con talento, calidad, golpeo, pero él tiene algo más, que es cómo entiende el juego, cómo se posiciona y cómo sabe qué requiere cada partido en cada momento. Su vuelta se va a notar.

-¿Ha hablado con algunos excompañeros esta temporada?

-Sí, mantenemos el contacto. Intentamos no hablar demasiado sobre la situación, pero sé que son conscientes de la dificultad y que están con muchas ganas de darle la vuelta. Jugadores como Iago, Hugo o Sergio, que han vivido estos escenarios, pueden ayudar mucho con su experiencia. Porque en estos casos siempre hay otros que, siendo buenos, están acostumbrados a situaciones positivas y tardan más en adaptarse.

-¿Qué le parece la apuesta por Oubiña y Bermejo en el cuerpo técnico?

-Considero que es una apuesta acertada. Son dos futbolistas que han tenido jerarquía en ese vestuario, mucha experiencia y han vivido experiencias que pueden ayudar. Son personas muy capacitadas.

«Quería buscar algo cerca de casa y acabé en Australia»

Álex milita actualmente en el Brisbane Roar F. C. australiano, donde está viviendo una buena temporada a nivel individual. Aunque se muestra contento con la experiencia, no oculta que su idea es encontrar un destino más cerca de casa.

-¿Cómo está siendo la experiencia australiana?

-Muy bien, positiva a todos los niveles. Estoy jugando todo y me estoy encontrando bien, consiguiendo con creces las cosas que buscaba cuando vine. Mi familia está bien, la calidad de vida es buena y estamos conociendo otra cultura, otro idioma... Creo que tomé la decisión correcta.

-¿Hasta qué punto fue difícil tomarla?

-Mi primera idea después de terminar contrato en Gijón era estar lo más cerca posible de casa, ¡así que imagínate! La etapa anterior fue complicada porque tuve una lesión grave de espalda y quería encontrar estabilidad, volver a sentirme bien y con confianza. Pero las cosas que fueron saliendo no me convencieron, luego se cierra el mercado y aparecen cosas de países que no te llaman, y menos teniendo un niño. Apareció la opción de Australia y al principio no te ves tan lejísimos, pero te informas, ves que todo el mundo habla maravillas y tiras adelante.

-¿Llegó a temer no recuperarse de la lesión?

-No. Sí que había gente que lo creía, pero los médicos me dijeron desde el principio que era una lesión que requería paciencia y que no dependía de que yo trabajara más o menos, pero que iba a quedar bien. Pero es complicado, hacía un pequeño esfuerzo y me daba un calambrazo por todo el cuerpo. También coincidió con el nacimiento de mi hijo y no podía hacer vida normal. Pero sabía que era pasajero.

-¿Pensó en colgar las botas cuando no aparecía nada cerca de casa que le sedujera?

-No, no, en absoluto, ¡me quedan muchísimos años todavía! Me encuentro mejor que nunca, estoy en una edad muy buena para el fútbol. Aparte de que cuando sufres una lesión así intentas dar un salto en ese sentido y cuidarte aún más. Hubiera sido distinto si no hubiera tenido ofertas, pero sí que las tuve.

-¿Piensa volver a corto plazo?

-Sí, tengo ganas de encontrar algo bueno para volver a España.

«No soy celtista de cuna, pero moriré siéndolo»

 -¿Cómo resumiría su paso por el Celta?

Fue muy positivo. Fue el club que me dio la oportunidad de sentirme futbolista profesional y vivir un montón de experiencias. Desde el primer día me hicieron sentir lo que es el sentimiento celtista. Fueron cinco o seis años en el club, empezando por una buena temporada en el filial en la que terminé debutando con el primer equipo y luego ya subí con Paco. La primera temporada no logramos subir, pero en l segunda sí que fue el éxtasis, uno de los mejores momentos de mi carrera. Luego tres años en Primera con una evolución importante y me siento partícipe de lo que se logró.

-Mencionaba el ascenso. ¿Fue el mejor momento?

-Sí, me quedo con el ascenso a Primera  y la permanencia, pero también con todos esos momentos en que pude vivir el cariño de la gente, porque siempre me he sentido muy querido. Nunca voy a poder devolver el cariño que me dio la gente. Luego sí que es cierto que cuando llevas tanto tiempo en un club y pasas las dos últimas temporadas, o más bien dos veranos, casi apartado, son los peores momentos.

-¿Cómo vivió aquellas situaciones?

-No fue nada positivo lo que me tocó vivir, pero también forma parte de lo que es el fútbol, experiencias que te sirven para aprender. Volví de hacer una temporada bastante buena en Inglaterra y estaba ilusionado con volver, pero ya tenían decidido que no iban a contar conmigo. Pero como digo, forma parte del fútbol y no pasa nada.

-¿Cómo era jugar con Iago Aspas?

-Quienes tuvimos la fortuna de compartir con él veíamos en el día a día no solo el talento descomunal que tiene, sino también algo complicado, que es la capacidad de querer mejorar siempre. Eso es lo que hace la diferencia. Nunca sabes lo que va a pasar, pero no había duda de que tenía todo lo necesario para triunfar y llegar a donde ha llegado.

-¿Se considera celtista a día de hoy?

-Sí, claro. Aquí es lo típico de que te preguntan los compañeros y la gente si eres del Barça o del Madrid y se sorprenden cuando digo que yo soy del Celta de Vigo y del Racing de Ferrol. No soy celtista de cuna, pero tuve la suerte de ir al Celta, empaparme de ese sentimiento desde el primer día y sí que lo voy a ser hasta que me muera.