La línea que en fútbol separan las sensaciones, las dinámicas, las maneras de valorar las situaciones es tan delgada que en solo una semana lo que antes era optimismo se ha convertido en cuasi que en una situación límite en la que urgen decisiones desesperadas. Celta y celtismo todavía están marcados por las secuelas de una temporada pasada que parece dejar marcas solo eliminables a golpe de tres puntos semanales. Cierto es que todos esta semana esperábamos algo más que un punto salvado in extremis ante un rival sumido en una crisis mayor que los vigueses y una derrota en un partido en el que los célticos nunca dieron sensación de poder conseguir algo positivo. El problema como siempre es dar con la o las soluciones. Yo no me atrevo a asegurar que el cambio de entrenador sea una de ellas.
1 - El cazador cazado
El Eibar esperó la salida de balón viguesa y se abalanzó sobre los centrales en cuanto Rubén iniciaba el juego. Lo hizo de manera coordinada, expuesta y, lo que es más importante, creyendo en lo que hacía, sin medias tintas. Orientó el juego celeste hacia los costados y anuló la salida por dentro con los medios centros que prácticamente no fueron capaces de recibir un balón entre líneas. El Eibar ganó el medio del campo, recuperó el balón y tuvo muy claro cómo hacerle daño al Celta llevando el balón por fuera y provocando centro laterales una y otra vez minando la resistencia y el juego del rival.
2 - El modelo ofensivo y Iago Aspas
El Celta tuvo el balón pero fue predecible y sin desborde. El juego posicional se le atraganta a un equipo cuyo mejor referente ofensivo se siente cómodo entre líneas, con las transiciones rápidas y el juego vertical. Los vigueses se ufanan en entrar por dentro despreciando las bandas. Eibar y Espanyol usaron herramientas distintas pero ambas encomendadas a cerrar el juego interior celeste y a no dejarles correr. Las llegadas de Denis y Rafinha ofrecen un perfil diferente llamado a entenderse con Aspas, pero la clave parece estar en dónde colocar o qué sistema emplear para sacar el mayor rendimiento al jugador referente del ataque vigués.
3 - El centro del campo
Difícil parece descifrar cuál es la mejor solución a una plantilla con calidad pero desequilibrada con exceso de futbolistas interiores y sin jugadores de banda. Tres medios centros de perfiles parecidos pero que no disponen de la llegada suficiente para actuar de interiores. Y tres interiores con llegada pero sin opciones para jugar en amplitud, posiciones que actualmente ocupan. Jugar sin extremos y sin amplitud es un lujo solo permitido para equipos con perfiles de laterales muy ofensivos. Para cualquier entrenador, un problema.
Julio Álvarez-Buylla es entrenador nacional, máster en psicología deportiva y «coach» deportivo.