Cuando acertar no es una opción, sino una obligación

Xosé R. Castro FONDO NORTE

GRADA DE RÍO

Oscar Vázquez

05 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El entrenador se ha convertido en el eslabón perdido del proyecto del Celta. Desde que se fue el Toto Berizzo, ninguna de las elecciones ha dado resultado y los números lo dicen todo: una temporada en la mediocridad, otra en el alambre y la actual al borde del ataque de nervios.

En la última década el Celta ha ido creciendo de un modo exponencial en casi todos los frentes. En el deportivo, con una cantera que no para de producir y con un elenco de jugadores en el primer equipo que invitaban a pensar, pese a los desequilibrios de plantilla evidentes, en metas ilusionantes para el celtismo.

Pero el club, sus ejecutivos, no dieron con la tecla a la hora de elegir el cuerpo técnico adecuado. Cuatro entrenadores en 13 meses es un número desorbitado y que habla a las claras del fracaso continuado en esta faceta, por eso en esta ocasión acertar no es una opción, sino una obligación.

La cúpula de A Sede debe acertar para dar estabilidad al proyecto, con un técnico que sea capaz de hacer el mismo recorrido en el tiempo que Berizzo o Paco Herrera y bajo su batuta sacar el máximo rendimiento a una plantilla con más valor sobre el papel que en el césped.

Porque Escribá ya pagó su parte de culpa con la destitución, pero el valenciano ni mucho menos era el único culpable del caótico inicio de liga del equipo. La plantilla tiene una dosis importante de responsabilidad después de tantos ensayos fallidos.

A Escribá se le puede achacar que no encontró una hoja de ruta acorde con el tipo de futbolistas que manejaba, algo que no acabó de concretar. Esa tarea le queda ahora a Óscar García Junyent, que devuelve al Celta a la casilla de salida de su tradicional ADN balompédico: apuesta por el juego combinativo, protagonismo con el balón y juego de ataque.

Por el camino técnico y plantilla cargarán con una pesada alforja: convencer y convencerse que en estos momentos la permanencia es lo único que importa, porque de lo contrario el proyecto podría estar en peligro. Cosas del fútbol, y de la vida, la falta de un pilar puede provocar la caída de un imperio.