El Celta estrenó una nueva era con una apuesta valiente que sorprendió de inicio a un Barça que no perdonó
10 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Óscar García Junyent se propuso sorprender al Barcelona y, aunque sin conseguir el objetivo de puntuar en el Camp Nou, lo hizo, sobre todo al inicio de un partido en el que el Celta mostró una cara diferente a lo que se había visto en las doce jornadas anteriores. El equipo vigués, con una apuesta valiente de su nuevo técnico, dio ayer más motivos para la esperanza que en las jornadas precedentes, pero sin embargo se volvió una vez más de vacío, aunque esta vez fuera en uno de los campos más complicados.
Once
Una auténtica revolución con Óscar García Junyent
La primera sorpresa llegó con un once completamente imposible de adivinar. Pione Sisto fue titular por primera vez este curso, al igual que Denis Suárez (tuvo unos minutos en la segunda mitad) se estrenó como suplente después de que Escribá le hubiera alineado de inicio en cada uno de los doce partidos de Liga anteriores. La otra sorpresa estuvo en la defensa, porque aunque con los esperados Hugo Mallo, Aidoo y Araújo, la duda entre Lucas Olaza y David Juncà no fue tal, sino que fueron de la partida ambos. Además, Pape vivió su segunda titularidad.
Sistema
Un 5-3-2 en defensa y un 3-5-2 en ataque
El Celta salió con muchas ganas bajo un esquema de 3-5-2 que durante los primeros minutos de partido dejó al Barcelona totalmente descolocado. De hecho, el primer cambio de Valverde llegó a los 20 minutos, justo antes de que Messi firmara el primer gol de su equipo desde el punto de penalti. Para la fase defensiva, la apuesta fue un 5-3-2, con los laterales marcando el cambio de sistema (Olaza como central en la defensa de cinco y Juncà de carrilero). Pione, por su parte, ejerció como punta al lado de Aspas, mientras que Pape era el jugador que más se descolgaba en el centro del campo con Beltrán cerrando.
Goles
El balón parado y Messi, factores decisivos
El primer gol del Barcelona, desde el punto de penalti por mano de Aidoo, supuso un mazazo que hizo mella de forma inmediata en un Celta que ya no volvió a ser el del primer tramo del encuentro. Con todo, una falta lanzada magistralmente por Olaza suponía el empate y daba vida a los celestes. La alegría duró tanto como tardó Messi en aprovechar una falta para hacer el segundo. De nuevo a balón parado, de libre directo, llegaba el tercero de los culés.
Desenlance
Cansancio y sentencia
Después de recibir el tercer gol, que mató al equipo, el Celta siguió intentándolo, pero entre el desgaste físico del inicio del partido y el golpe de verse dos goles abajo contra un rival contra el Barcelona y tras haber empatado imposibilitaron la reacción. El cuarto gol a falta de menos de diez minutos finiquitó por completo un partido en el que un Celta valiente no mereció tanto castigo pero se vio penalizado en exceso por el balón parado y, sobre todo, por Leo Messi.