El Celta, que apuesta por mantener su identidad, busca la sorpresa en Getafe pese a la baja de Aspas
07 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Sin Iago Aspas, en un campo maldito y ante uno de los rivales más difíciles de LaLiga. Un escenario desolador que el Celta pretende revertir pescando en el Coliseum, uno de los mayores desafíos que le depara la recta final de temporada y la tarea por la salvación.
En un mundo en donde todo se mide, el porcentaje a favor del cuadro local en cualquier pronóstico es abrumador. El Getafe es el equipo de moda, ocupa puesto de Liga de Campeones, solo ha perdido tres partidos en casa ante los grandes (Barcelona, Real Madrid y Sevilla), está en octavos de la Europa League y contará con todo su arsenal después de que el Comité de Competición perdonase a Etxeita, que había visto la quinta amarilla en Mallorca.
Enfrente, un Celta necesitado, sin su máximo goleador y con una única victoria a domicilio en toda la temporada, aunque con más confianza que nunca después de salir del descenso tras perder solo un partido en lo que va de 2020.
Un desafío para el que el Celta pretende mantener su personalidad como equipo, ya que la única declaración de intenciones para la contienda de Óscar García descartaba emular al Sevilla (el último que ganó en el Coliseum) y jugarle al Getafe con sus propias armas. No será así, sino que el Celta intentará ser un equipo reconocible. Seguramente con una línea de tres centrales, aunque no entrase en la convocatoria Jorge Sáenz. En este escenario Aidoo sería el compañero de línea de Murillo y Araujo. Los tres serían las baterías antiaéreas para los centros laterales y el balón parado de los getafenses y los principales responsables de no perder balones en la zona de riesgo, la gran baza del Getafe en esta liga.
En el centro del campo, Óscar García puede meter más cemento para un partido de corte físico y que anuncia intensidad con Filip Bradaric, que cumplió el partido de sanción. El croata puede compartir trivote con Okay y Rafinha, cada uno en su papel. El otomano apoyando la contención y el hispanobrasileño intentando llevar el balón a las zonas en donde más puede sufrir el Getafe en defensa.
El ataque es la gran incógnita. El entrenador catalán debe decidir entre la fortaleza física de Santi Mina, que parece el mejor colocado, y la velocidad de Pione Sisto. Cualquiera de los dos debe ejercer de escudero de Smolov y todos tendrán la responsabilidad de hacer olvidar a Iago Aspas, el jugador que lleva nueve de los 22 goles que tiene a favor el equipo, que sin él solo ha ganado el 18 % de los puntos en las últimas temporadas.
La contienda será, además, la reválida definitiva para confirmar que el gen competitivo ya está instalado, de un modo definitivo, en el Celta. Los vigueses han aprendido a ser intensos, a apretar al rival y a pelear por cada balón. Lo mismo que lleva haciendo el grupo de Bordalás desde que regresó a Primera. Si los célticos sacan adelante esa batalla estarán mucho más cerca de hacer trizas los pronósticos.