El Celta mezcla valentía y corrección defensiva para explotar el gol de penalti de Iago Aspas para encadenar dos triunfos consecutivos 18 meses después

X. R. C.

 Una trainera con las siluetas de los jugadores de la Real Sociedad con Imanol Alguacil tapa la desértica grada de Anoeta. Una imagen que a favor de ola llevó en volandas a los txuri urdin a los principales puestos de la clasificación. Pero el viento parece que ha dejado de soplar en La Concha y la trainera que se impuso ayer fue la del Celta. Con Óscar García como patrón dibujando un partido valiente en el primer tiempo y de una seriedad defensiva suprema en el segundo, con Iago Aspas como goleador acertando su segundo penalti consecutivo y con una tropa entregada sobre el campo que no escatimó el esfuerzo, solidario y coral, para dar un paso de gigante hacia la salvación. Hacía 18 meses que los vigueses no encadenaban dos triunfos consecutivos y lo consiguieron en el momento más importante de la temporada.

Los vigueses, con tres cambios en el once (Aidoo, Bradaric y Santi Mina), repitieron el 4-3-3 del domingo pasado con la intención de rivalizar por el balón, el bien más preciado de los donostiarras, para ser protagonistas. Sin embargo el inicio fue duro. Con los de Imanol poniendo proa hacia el éxito a base de presionar muy arriba. Al minuto ya habían robado un balón horizontal rematado por Januzaj que puso a prueba a Rubén. El belga, en una falta, volvió a ganar la línea de fondo y el meta de Mos volvió a responder a un disparo centrado de Mikel Merino.

Pero la ola donostiarra comenzó a menguar poco después del cuarto de hora y el balón fue el dique de contención utilizado por los célticos para equilibrar la contienda. Rafinha comenzó a adueñarse de la pelota y a cruzada se fueron añadiendo compañeros. El primero, Olaza con sus centros desde la izquierda, Bradaric poniendo músculo, Beltrán anulando a Odegaard, Santi Mina apareciendo en todo el frente de ataque, igual que Iago Aspas. Fue Santi Mina el que envió el primer aviso con un disparo alto y el moañés quien abrió el camino del triunfo.

Caminaba el partido hacia el descanso cuando en una contra Iago Aspas forcejeó con los centrales donostiarras y acabó en el suelo dentro del área. El colegiado pitó penalti y el VAR no intervino. Iago Aspas colocó el balón en los once metros, cambió de lado con respecto al domingo y engañó a Remiro: 0-1. A mitad de Regata, después de la segunda ciaboga, el Celta había colocado su proa por delante de uno de los mejores equipos de la liga.

Pero el patrón Imanol no estaba dispuesto a dejar escapar el partido de cualquier manera y en el segundo tiempo los realistas se plantaron en campo contrario y con el paso de los minutos fueron metiendo a todo su arsenal ofensivo, que no es poco, en el campo, a lo que el Celta respondió con un 5-4-1 como sistema táctico con Óscar respondiendo con cambios defensivos y de refresco y el resultado fue una sucesión de centros y ocasiones que se fueron diluyendo con el paso de los minutos. Igual que en el primer tiempo, el principal peligro local apareció en el arranque con remates de Llorente, Merino y especialmente Januzaj, fue el principal peligro para los célticos a lo largo de todo el encuentro.

Pero la tempestad dio paso a una leve brisa en donde la anticipación y la solidaridad defensiva llevaron al Celta a un final intenso por lo corto del resultado pero sin excesivos agobios para cruzar la línea de meta con un triunfo que vale su peso en oro.