Un talento que se vio frenado por las lesiones

la voz VIGO

GRADA DE RÍO

CRISTINA QUICLER

Álvaro Vadillo llega al Celta desde el Granada tras acabar contrato

23 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Álvaro Vadillo Cifuentes (Puerto Real, Cádiz, España, 12 de septiembre de 1994) es producto de la cantera del Betis, club al que llegó con doce años después de dar sus primeros pasos como futbolista en el Club Deportivo La Salle de su localidad natal. Con el conjunto verdiblanco tuvo su primera oportunidad en la máxima categoría, debutando unos días antes de cumplir los 17 años.

En ese momento, el Betis era un recién ascendido y su entonces técnico, Pepe Mel, sorprendió al apostar por aquel joven canterano que desde el principio dejó buenas sensaciones. De aquel primer contacto con la categoría se recuerda a un chaval con desparpajo y descaro pese a su edad, con desborde y regate y sin miedo a pedir la pelota.

Pero si su estreno en la élite fue precoz, tampoco las lesiones tardaron en cruzarse en su camino. La primera y más grave la sufrió frente al Real Madrid en octubre del 2011, cuando Sergio Ramos cargó en la disputa de un balón junto al córner. Corría el mes de octubre cuando se produjo esa rotura de ligamento cruzado de la rodilla derecha y ya no reaparecería hasta marzo, ya con el filial bético. Iba a pasar más de un año hasta volver a jugar en la élite.

En enero del 2013 pasó a formar parte a todos los efectos del primer equipo, en el que continuaría hasta el 2016. Sin embargo, sufrió una nueva lesión grave, la misma pero en la otra rodilla. Fue en la pretemporada del curso 2014/2015, en la que el Betis había bajado a Segunda y él estaba llamado a ser pieza importante en el proyecto. No volvería a tener minutos hasta el mes de febrero. Estando ya recuperado, en el verano del 2015 se le comunicó que no contaba con él y, aunque se quedó, solo intervino en cinco partidos.

Su siguiente destino estuvo en Segunda, y con el Huesca volvió a tener protagonismo, marcando incluso siete goles en su primera temporada, en la que intervino en 35 partidos y sumó 1932 minutos. Fue uno de los jugadores más destacados del equipo, aunque sus números menguaron a la campaña siguiente. Tras acabar contrato, firmó con el Granada por las dos temporadas que cumplió antes de comprometerse con el Celta en este mercado.

Con el conjunto nazarí vivió en la categoría de plata (y logrando el ascenso) su campaña de mayor protagonismo a las órdenes del vigués Diego Martínez. Disputó 40 partidos, con un total de 2919 minutos y cuatro goles. Lograron el ascenso, lo que le supuso la vuelta a Primera más de tres años y medio después de su primer partido. Este último curso fue de más a menos, sin jugar ya desde que trascendió su acuerdo con el Celta.