Historia de una temporada muy mejorable

Julio A. Buylla VIGO

GRADA DE RÍO

GerardFranco / AGENCIA LOF

03 ago 2020 . Actualizado a las 21:27 h.

De la ilusión a la resignación pasando por la decepción. Ese puede ser el resumen que mejor defina otro año más la campaña celeste. Un guion muy parecido al de la pasada temporada, con una puesta en escena por momentos algo mejor, pero con un final igual de desesperante o incluso peor.

El Celta ha pasado otro año sin reencontrarse con la llamada «identidad futbolística» esa que persigue al equipo desde la salida de Berizzo. Presión alta, anticipación, verticalidad, velocidad y asociación, conceptos que cada entrenador entrante promete pero que finalmente se queda en un ejercicio de intenciones que dura lo que dura el toparse con la realidad de la competición. Y es que probablemente la responsabilidad no solo esté en la dirección técnica, sino también debe de ser compartida por quien dota de herramientas al entrenador.

la era escribá

La ilusión del comienzo

La apuesta celeste por el retorno de jugadores de reconocida calidad técnica y que además pertenecieron a la cantera celeste logró cambiar la cara a un celtismo que todavía tenía el susto del año anterior. Escribá, que había sido capaz de reconstruir el equipo a través de la defensa, acabó trasladando la imagen de un equipo demasiado predecible. Sin riesgos en el inicio del juego, el Celta pareció que trataba de llegar al descanso indemne. Logró mejorar defensivamente el equipo recuperando orden y acumulando efectivos mediante el repliegue, pero no fue capaz de transmitir la intensidad defensiva necesaria para evitar derrotas dolorosas como las de Eibar o Vitoria. Si el juego de ataque durante todo el año ha carecido de velocidad y de desborde, la apuesta por situar a Rafinha por fuera no ayudó y además aisló en muchas ocasiones a un Aspas que jugó muy lejos de la portería contraria.

la era óscar

La esperanza del cambio

La llegada de Óscar al equipo y su presentación en el Nou Camp a pecho descubierto fue como una brizna de aire fresco para el celtismo. Sin embargo, y tras la derrota en Villarreal, el equipo sufrió hasta la llegada de los refuerzos de invierno entre los que destacó de manera decisiva la llegada de Murillo. El colombiano es ese perfil de jugador que hace buenos a los que le rodean. Contundente, rápido y con conocimiento de causa, su llegada fue fundamental para que el equipo remontase el incierto final de primera vuelta que hizo. Óscar destacó por su análisis del rival y sus variaciones tácticas durante los partidos buscando cambiar cosas. Además, no encorsetó al equipo y fue capaz de encontrar espacio para el mejor Rafinha.

la era post-covid

El temor a lo desconocido

Ante una situación tan inusual el rendimiento de los equipos era toda una incógnita. El Celta, después de las dudas del primer partido, arrancó mejorando sus prestaciones defensivas y compitiendo de tú a tú sin parecer un equipo de la zona baja. Llegó a Mallorca cuasi salvado y con el mejor calendario, pero el probable exceso de confianza, las lesiones y el cansancio acumulado llevó al equipo a una situación límite en la que se pudieron constatar el resumen de todos los defectos futbolísticos que se dieron durante todo el año.

la nueva temporada

El reto

La construcción del nuevo Celta se debe basar en encontrar soluciones a las limitaciones que le ha llevado durante los dos últimos años a salvarse de milagro. Pero sobre todo los refuerzos más que nombres deben de ser jugadores de un perfil que le permitan al entrenador ejecutar su plan de juego. El Celta necesita reforzar su juego exterior, necesita doblar posiciones como el lateral izquierdo, recuperar presencia y gol en el área y reforzar un centro del campo que mejore las prestaciones defensivas y ofensivas. Pero esta aportación tiene que venir también acompañada de experiencia, conocimiento de la categoría y cierto perfil de liderazgo que ayude a sumar en ciertos momentos de dificultad. La llegada de Vadillo y Tapia por ahora se ciñen a esas necesidades, esperemos nuevas noticias.