El lateral de Marín, que alcanzó al primer equipo el 2 agosto del 2009, se convirtió en el segundo jugador del Celta con más partidos en Primera, 231
03 ago 2020 . Actualizado a las 21:25 h.El 2 de agosto del 2009, hizo ayer 11 años, Eusebio Sacristán anunciaba que el juvenil Hugo Mallo pasada directamente del División de Honor al primer equipo sin parada en el filial después de que el conjunto vigués declarase transferible a Edu Moya tras denunciar al club ante la AFE. Entonces el Celta sufría en Segunda División y todavía faltaban tres años para volver a Primera, una categoría que el lateral de Marín tocó por primera vez el 18 de agosto del 2012 en un duelo ante el Málaga en Balaídos. Desde entonces han pasado ocho años y 231 partidos, convirtiéndose en el segundo jugador de la historia del club con más participaciones en la élite por detrás de Mostovoi, que está a tan solo cuatro partidos.
Ocho son las temporadas que Hugo Mallo Novegil (Marín, 1991) lleva en Primera División con el Celta. A lo largo de este tiempo firma una media de 28,8 partidos por curso, con un pico máximo de 35 jornadas en la temporada 18/19 y un mínimo de 17 el año de su debut en la élite, con tan solo 21 años.
El marinense llegó al Celta, con el que había jugado un torneo en Brunete, en el segundo año de infantiles y gracias al esfuerzo de su padrino, que oficiaba de taxista todos los días, el mundo comenzó a saber de su existencia cuando el juvenil A celeste alcanzó la final de la Copa de Campeones del año 2009 con Guillermo Fernández Romo en el banquillo. «Estamos hablando de un chico con un liderazgo natural, que tenía una capacidad para ser defensa extraordinaria, tenía esa hambre y esa raza no solo de ser canterano, sino de ser celtista, tenía todo lo bueno», destaca el hoy técnico del Cornellá.
Su primer contacto con el primer equipo fue en la concentración de Melgaço de aquel mismo año. Desde entonces, con 19 años, ya no se bajó del tren celeste. Aprendió a la carrera tres temporadas en Segunda (Paco Herrera llegó a decir que era el mejor lateral de la categoría) y cuando llegó a la élite solo una grave lesión en el Bernabéu cortó su progresión. Aquel lance con Cristiano Ronaldo le dejó el contador de su primer año en 17 partidos, todos ellos saliendo de cara.
Salió de la lesión para jugar 33 encuentros al año siguiente y uno después se estrenó como goleador (la primera de las cinco dianas que firma en ocho años). Fue el Espanyol en la despedida de la 14/15 y con 3-2 como resultado final. Fue de cabeza en un rechace y con Kiko Casilla en el arco rival.
En el apartado disciplinario, Hugo Mallo solo faltó a su cita con el descanso por acumulación el primer año entre los grandes e incluso lo dobló durante tres cursos, pero curiosamente a lo largo de estos ocho años solo vio una tarjeta roja. Fue el 19 de noviembre del 2016 en Eibar y en el último minuto (1-0 para los locales). El motivo: llamarle sinvergüenza al árbitro, según el acta.
Fue la culminación a un día negro que comenzó con el Toto Berizzo poniendo en práctica una vieja idea: la de colocarlo de mediocentro a lo Phillipp Lahm, una opción que ya había probado a lo largo del verano anterior.
El punto más álgido de la carrera de Hugo Mallo como celeste (su único club a excepción de sus inicios en el Porvir y Salgueiriños y un año en el Pontevedra infantil) llegó en la 18/19, un desastre a nivel colectivo que en lo personal le llevó a tocar su techo de partidos y minutos en la élite: 35 y 3.093 respectivamente. Solo se perdió tres citas en toda la campaña y dos de ellas por sanción (vio 11 amarillas).
El curso que acaba de finalizar, a sus 28 años, le permitió adelantar a todos los mitos del celtismo en el número de partidos a excepción de Mostovoi, pero sus 27 comparecencias (cinco saliendo desde el banquillo) son los números más discretos en mucho tiempo, igual que las sensaciones. En un mal año colectivo, el capitán estuvo lejos de su mejor nivel. En gran medida por el lastre de las lesiones, de hecho jugó con un dedo roto el último y agónico partido de la temporada en Cornellá.
El próximo reto de Mallo será igualar y superar los 235 partidos de Alexander Mostovoi en el conjunto vigués. Le faltan cuatro y en el primer mes de competición lo puede tener liquidado siempre. «Ha demostrado mucho por el Celta, en los mejores momentos de su carrera decidió quedarse. Creo que el Celta no se puede permitir dejar de tener a un jugador así. Son chicos muy buenos, canteranos y puede ser un one club men», sentencia uno de los mentores de un celeste con números de leyenda.
Manolo Jiménez, con 458, es el gallego con más participaciones en la élite
Manolo Jiménez es el fútbol nacido en Galicia (Vilagarcía, 1956) con más partidos en Primera División a lo largo de la historia: 458 repartidos entre 12 temporadas en el Sporting de Gijón y una en el Burgos.
Al defensor arousano le sigue el deportivista Fran González Pérez con 435 participaciones, todas ellas de blanquiazul, siendo el tercer lugar para Manuel Pazos, un portero natural de Cambados nacido en 1930 que estuvo siete temporadas en el Atlético de Madrid, ocho en el Elche, dos en el Celta y una en el Hércules y otra en el Real Madrid: 381 partidos en total. A continuación aparece Tomás Reñones con 367.
La quinta posición se la lleva un jugador en activo como Diego López con 352 encuentros repartidos entre Real Madrid, Villarreal, Sevilla y Espanyol, en donde lleva cuatro años. Amancio Amaro (344) tras 14 años en el Real Madrid, Míchel Salgado (343 repartidos entre Madrid y Celta) y Jorge Otero (317) completan el grupo de cabeza.