El expresidente del Celta, fallecido este domingo, quería que Vigo contase con un monumento a los canteranos del club
20 oct 2020 . Actualizado a las 11:33 h.Más allá de tener una breve etapa al frente de la presidencia del Celta entre 1979 y 1980, quienes conocieron a Rodrigo Arbones -fallecido a causa de una caída al salir de la iglesias de La Soledad el pasado domingo- constatan que era un gran apasionado del club vigués. De ahí que últimamente estuviera trabajando en sacar adelante un proyecto relacionado con la entidad, en concreto con los futbolistas de casa que han defendido la camiseta celeste.
Arbones tenía entre ceja y ceja que Vigo contara con un monumento a los canteranos del Celta. Para desarrollar esa idea, se puso en contacto con expresidentes como Eloy de Francisco y miembros de la Federación Galega de Fútbol. También tenía previsto contactar personalmente con el actual presidente, Carlos Mouriño; el alcalde de Vigo, Abel Caballero, y el delegado de Zona Franca, David Regades, para poder sacar adelante el proyecto.
El antiguo presidente transmitía a sus allegados la idea de que el Celta contó a lo largo de toda su historia con muchos jugadores importantes salidos de su cantera y de las de otros clubes de Vigo. Y ponía de ejemplos, echando la vista atrás, a Polo, Nolete, Pahiño, Hermidita o Mauro, sin olvidar otros más recientes como Manolo, Costas o Míchel Salgado y los actuales como Iago Aspas, Hugo Mallo, Denis Suárez, Brais Méndez, Rubén Blanco, Santi Mina o David Costas y otros que pasaron por el club como Yoel, Túñez, Roberto Lago, Borja Oubiña o Jonny, más las nuevas promesas que ya van destacando en las categorías inferiores.
Por ello, tenía la ilusión de reivindicar las figuras de los «canteranos y celtistas de corazón que luchan cada día para que los ciudadanos y los celtistas en general puedan presumir de tener un club compitiendo dignamente, que lleva el buen nombre de la ciudad por el mundo”, comenta una persona allegada a Arbones. Quería que ese monumento sirviera de homenaje y aglutinara al celtismo en torno a esa obra.
Su planteamiento era el de una obra escultórica al aire libre en bronce, con unas medidas aproximadas de 2 metros de alto x 1,80 de ancho x un fondo que guardara relación anatómica con el cuerpo del futbolista más, o aparte, la peana en piedra, soporte del conjunto escultórico. Se lo expuso al escultor vigués Diego Giráldez, que realizó varios bocetos.
Entre las propuestas del escultor, la que más le gustaba a Arbones era el de un conjunto escultórico todo en bronce que lleva la fecha de la fundación del R. C. Celta (1923) sobre una peana rectangular en piedra, la peana simula el estadio de fútbol, sobre ella van los números anclados y a su vez estos sostienen a un jugador marcando un gol de forma acrobática. En el pie del jugador va un antiguo balón con la inscripción “R. C. Celta» y en el frontal de la peana, una placa en bronce con la inscripción y los escudos del Concello, R. C. Celta, Zona Franca y Federación Gallega de Fútbol.
Arbones defendía que «la historia de la cantera del Celta es un elemento decisivo en el club, en el deporte, en las familias, en los ciudadanos vigueses y en la ciudad». Por eso reivindicaba que la incorporación de un conjunto escultórico que homenajee a los deportistas salidos de las canteras viguesas, tendría una importante repercusión deportiva, social y cultural.