Los jóvenes tienen que jugar, porque se les pasa el tiempo. Aunque estén en la dinámica de la primera plantilla y entrenando con ellos, necesitan competir. Y a veces, en los equipos filiales hay una orden y esa orden es que juegas sí o sí.
Sé que es algo que pasa muchas veces en otros sitios, cada vez menos, pero también conozco las normas que se están aplicando en otros clubes y en donde sí juegan. Son normas de club que tienes que acatar y los que trabajan con filiales tienen que asumir que tiene que ser así, que no hay más remedio. Es un decisión de club, que se tiene que mojar.
Porque lo que no puede ser es tener a cuatro chicos preparándose para llegar a Primera División y ahora están sin jugar y esta situación se podría dilatar hasta final de temporada. No puede ser, por ejemplo, que jugadores como Miguel Rodríguez, de 17 años, tengan una temporada perdida.
