El Celta volverá a la liga para cortar una racha de dos derrotas consecutivas en el torneo de la regularidad, que serían tres de añadirles el revés ante el Ibiza en la Copa del Rey, una secuencia casi desconocida para Eduardo Coudet.
Porque el entrenador del Celta, a lo largo de su trayectoria deportiva, solo perdió en una ocasión tres partidos consecutivos en liga. Fue con el Tijuana mexicano en el año 2017, cuando cayó en las tres primeras jornadas con el Cruz Azul (0-2), el Necaxa (1-0) y Monterrey (0-3). Aun así, en medio de esta serie ganó un partido de la copa mexicana al Puebla (1-0).
En todas sus restantes experiencias en el banquillo, su tope estuvo en dos, comenzando por su debut en Rosario Central. Con los rosarinos cayó en las dos últimas jornadas del torneo ante Unión (1-0) y Lanús (1-2). Antes se había repetido la secuencia con Estudiantes (3-2) y Newell’s (0-1). También hubo una tercera vez pero uniendo dos competiciones: 3-1 en la Copa Libertadores con el Atlético Nacional y 1-0 en la liga argentina con Belgrano.
Dos también fue el tope de derrotas en su paso por el Racing de Avellanada a lo largo de 72 partidos. Sucedió en las jornadas 17 y 18, cuando los de Coudet cayeron en casa con el River Plate (0-2) y en la visita a Defensa y Justicia (3-2).
Trayectoria en Brasil
En Brasil, en su paso por el Internacional de Porto Alegre solo cayó en dos ocasiones seguidas contando la Copa Libertadores y la liga, pero nunca perdió más de un partido consecutivo en el torneo doméstico. La peor racha del Chacho fue un revés con el Fortaleza en liga (1-0) y un 0-1 con el Gremio en la competición continental.
Ahora, en Vigo, quiere evitar repetir su peor serie en el torneo de la regularidad, que se convertiría en la peor racha contando con la Copa del Rey si sufriese un nuevo revés ante el Betis el próximo miércoles en un duelo de lo más complicado.
«Quiero que mi equipo se vuelva a acostumbrar a ganar», dijo antes de la severa derrota ante el Villarreal exhibiendo un carácter ganador al que ahora tiene que recurrir de nuevo para recuperar la senda del triunfo.